Con los 105 positivos en covid que arrastra actualmente A Illa en esta sexta ola que no afloja, la localidad insular afrontó el día de su patrón con más calma de lo habitual. Es tiempo de andar con cautela y eso se dejó sentir tanto en el programa de fiesta, inexistente más allá de lo litúrgico en esta ocasión, como en la afluencia de personas, mucho menor que en los años de normalidad.
Con todo, con todas las precauciones, con la mascarilla integrada ya en el tradicional vestir de etiqueta, volvieron a lucirse ayer trajes y vestidos en el San Julián de A Illa, el evento popular que pone siempre el punto y final a los actos de Navidad en Arousa.
Grupos de amigos y familiares volvieron a recorrer el centro urbano y compartir algunos momentos de ocio en terrazas y locales de hostelería. Tampoco faltó la música en directo, brindis y algunos bailes improvisados.
El espíritu del San Xulián pervive así y perdurará más allá de la pandemia, aunque son años difíciles también para quienes más gustan de las celebraciones populares. Vendrán tiempos mejores. Y A Illa los seguirá recibiendo cada siete de enero con corbata, traje, vestido y pajarita.