Alia Trabucco: señores y servidores

Chile es un país en el que, en términos de literatura, la poesía ha estado, ya desde comienzos del pasado siglo, muy por encima de la novela. De tal desequilibrio son responsables, entre otros, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Vicente Huidobro o Gonzalo Rojas. En décadas más recientes, dos figuras muy diferentes marcan hitos en la novelística: Isabel Allende y Roberto Bolaño. Y un tercero es de obligada referencia: Antonio Skármeta, el exitoso autor de El cartero de Neruda (Ardiente paciencia).
A estos tres nombres hay que añadir el actual grupo de voces narrativas de mujer cuyas dos claves como grupo serían la filiación feminista militante y la escritura de fuerte y hasta violenta temperatura expresiva. Hay en ellas una manifiesta voluntad experimentalista, una proliferación muy notable de personajes protagonistas femeninos y una búsqueda de nuevos y a veces insólitos mundos de ficción. Diamela Eltit,  Lina Meruane, Constanza Ternicier, Nona Fernández o María José Ferrada son parte de ese grupo.


Alia Trabucco Zerán (raros nombre y apellidos) es también parte muy destacada del mismo grupo, sobre todo desde el éxito obtenido con La resta (2015). Escritora santiaguina todavía de obra breve (tres títulos en total) es llamativa la cantidad de premios que ha recibido dentro y fuera de su país. Limpia (Ed. Lumen, 2023) es su más reciente novela, en curso de traducción a numerosos idiomas. 


En síntesis, Limpia es la dolorosa historia de Estela, la criada o limpiadora del hogar de una acomodada familia de la burguesía chilena, que, ante un tribunal que ha de juzgarla y a través de un amplio soliloquio narrativo, en retrospectiva temporal continuada, expone su desventurada peripecia personal de emigrante en la capital del país, desarraigada de sus orígenes, sometida a la rutina de un trabajo esclavizador y marginada en un entorno familiar que guarda en su interior los signos de su autodestrucción. Como telón de fondo general, la eterna dicotomía de la existencia colectiva: amos y criados, fuertes y débiles, señores y servidores, etc. Esta novela es denuncia y alegato de tan abismada y hasta atroz diferencia en la que secularmente la mujer se ha visto forzada al papel de víctima.


La historia, espacialmente cerrada en un escenario asfixiante, es un vivir monótono y ajeno para la narradora-protagonista, posee las claves necesarias para una deriva autodestructiva que llega en el tramo final en el que confluyen la muerte, la violencia, la tentativa de liberación, el sueño obsesivo y la locura. Es patente la desgarrada humanidad de sus personajes y la densa opresión de la atmósfera escenográfica. Es evidente también la primacía de las figuras femeninas y el poso feminista de la mirada de la escritura. Lo irracional, lo visionario, lo aterrador y fantástico marcan el final, el despeñarse de la trama que,  en buena medida, mantiene márgenes de incertidumbre y misterio. El plano expresivo aquí fraguado es de naturaleza oral y de tensión permanente, lo que forja una escritura áspera y reiterativa y a veces deslavazada. Limpia es, en suma, una novela desoladora e impactante.

Alia Trabucco: señores y servidores

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