Cuando es ya un consagrado octogenario con una extensa y brillantísima carrera de novelista jalonada de premios pero vivida con discreta privacidad, el escritor Álvaro Pombo se enfrenta en su reciente Santander, 1936 (Ed. Anagrama, 2023), ya con una amplia perspectiva, al espinoso tema de nuestra pasada Guerra Civil (1936-1939), últimamente revisada en nuestro agitado panorama político en un intento de reescribirla y reinterpretarla bajo un distinto y aun opuesto prisma. El mismo escritor, en un mínimo epílogo, aclara la dualidad –suma de ficción y elementos y personajes reales de esta su novela– ceñida a un bien acotado escenario urbano (su Santander natal), a un marco temporal de su primera infancia con el importante aderezo de su evocador ámbito familiar habitado por escasos pero intensos personajes concretados en la estirpe altoburguesa de los Pombo y, en particular, en la pareja padre – hijo, lo que da a lo narrado un marcado perfil autobiográfico. A ello se añade la clave cívica del violento y trágico asunto, que excluye casi totalmente cualquier entrada en materia bélico–militar salvo en la parte final de estas páginas. Todo lo contrario, por ejemplo, en la todavía cercana novela Línea de fuego, de Arturo Pérez Reverte.
Santander, 1936 es, igualmente, suma de familia y ciudad, ambas recreadas en un ambiente gradualizado con precisión y paulatinamente opresivo, turbio, asfixiante y hostil que, inspirándose en una popular canción de García Lorca, va del jaleo a la pelea y de esta al tiroteo hasta reventar en una guerra que el novelista analiza en clave político–ideológica y social, sirviéndose sobre todo de la prensa santanderina y de algunos escritos y discursos de Lorca, Azaña, José A. Primo de Rivera y otros. En esquema, estamos ante la confrontación de izquierdas (la República) y derechas (la Falange) que es objeto de diálogos y textos epistolares entre padre e hijo (este, víctima, figura inmolada).
Todo en esta novela adquiere un tono menor, un tratamiento interiorista y ecléctico, una mirada ecuánime no exenta de críticas que se ahondan con el avance de la violencia, el miedo, la llegada de la dialéctica de los puños y las pistolas y los fusilamientos hasta alcanzar el caos, el absurdo, las venganzas y los crímenes.
La prosa resulta visiblemente trabajada con perceptible hondura verbal y se adentra en la psicología de los personajes, en las variables de su intimidad, en su sentir y pensar, en su sensibilidad y mentalidad. Resulta veraz y convincente el retrato de la alta burguesía, aislada y elitista, y destaca el reflejo del componente idealista de la retórica de Falange, que mira al fascio de Mussolini y al militarismo germano de los nacionalsocialistas hitlerianos. Santander, 1936 es novela que emociona y conmueve y pide una lectura atenta que su esfuerzo escriturario merece.