Las grandes corrupciones las hacen los de arriba, sobre todo los miembros del gobierno que disponen de medios de los que carecen los pequeños rateros. Por eso es muy difícil descubrir la corrupciones que hacen desde el poder. Hemos visto los exministros de Aznar y Rajoy que nos salieron ranas.
Estos que nos vendieron el milagro económico español ocultándonos que el milagro fueron sus corruptos negocios, mientras a los demás nos recortaron los servicios y nos subieron los impuestos, recortando derechos, copago de medicinas de los jubilados, bajarle los impuestos a los suyos dándole amnistías fiscales y dándonos arengas de cómo perseguían a los defraudadores, (pequeños), utilizando el clásico argumento eclesiástico del predicador, “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”. Mientras Aznar no se cansó de decir, “España va bien”. Tanto que con sus políticas nos vino encima la burbuja inmobiliaria, con las consecuencias conocidas, mientras que su mujer, alcaldesa del Ayuntamiento Madrid, mal vendió 1.800 viviendas públicas a fondos buitre echando a los inquilinos.
La trama del exministro Montoro empezó el 2011 al 16. La trama se descubrió gracias aún correo anónimo. Y nos enteramos de la corrupción 10 años más tarde en ser conocida. Demasiado tarde porque los corruptos saben muy bien cómo hacer la telaraña haciendo muy difícil saber su alcance. Y por supuesto nunca devuelven el dinero robado.
Es más fácil que los partidos se corrompan al llegar al poder, a la vez que es más difícil para llegar gente honesta. Lo comprobé en mis 30 años de militancia socialista cuando yo formaba parte de la Comisión de la Ejecutiva del Psd-G- PSOE. Faltaron 300.000 pesetas de la caja y el Secretario General llamó a un alto cargo de la dirección del partido y le dijo que lo mandara el culpable tesorero para Madrid para hacerlos devolver y le castigaron con una dirección general a nivel de Estado bien renumerado. Y al perder el gobierno las elecciones le dieron el cargo de las finanzas del partido donde se hicieron públicas anomalías.
También extraña que la dirección de la guardia Civil condecore a personas como los defraudadores Aldama y Koldo para corromper a gente sin escrúpulos del PSOE grabando lo que todos oímos. Ya decía el fundador del POSE y la UGT, Pablo Iglesias Posse, que había que evitar que no entraran canallas en el partido. Hoy parece más fácil que entren canallas expertos en trepar y dominen el partido de arriba a bajo. Y como haya un honesto que lo critiqué, o denuncia al corrupto no es el primero que es expulsado.Por eso la izquierda suele estar dividida por la lucha de gente honesta contra los corruptos. Es la diferencia entre la izquierda y la derecha. Si los órganos de control y la justicia quieren, la corrupción de los partidos que gobiernan nuestras vidas y haciendas en exclusiva, pueden obligarle a conformarse con los sueldos que ellos mismos se ponen, a diferencia del empresario que contrata al trabajador y lo controla. En este caso es el pueblo soberano. Los elegimos y pagamos con nuestros impuestos a nuestros representantes para que resuelvan nuestros problemas y dejen de robarnos.
La corrupción tiene vertientes negativas. Provoca pérdidas económicas, desmoralización, en la ciudadanía, pérdida de confianza en los políticos, crisis democrática, y en las instituciones que gobiernan, y trámites costosos para recuperar derechos atascando la justicia.