Sucedió de forma discreta, casi en la intimidad, como suelen ocurrir los gestos más grandes. Este miércoles de lluvia deseada, en Santiago de Compostela, se rindió un homenaje a la trayectoria de José Luis Blanco Campaña, uno de los nombres esenciales en la historia de los medios gallegos. No fue un acto multitudinario, sino un encuentro reducido, en el que la calidez humana y el reconocimiento sincero eclipsaron cualquier pompa. En el corazón de ese tributo, José Luis sonrió y se emocionó al escuchar la voz de Luz Casal en la grabación de su canción “Camariñas”, un regalo que tocaba el alma de todos los presentes.
El Premio Galeguidade no Mundo 2025, que el jurado de la Enxebre Orden de la Vieira le otorgó en Madrid el pasado mes de marzo, fue el pretexto para este reencuentro. Un trofeo y un diploma que reconocen no solo su labor profesional sino su papel como “uno de los más eficaces aglutinadores de los gallegos de la diáspora”.
Nacido en Camariñas en 1948, la vida de Blanco Campaña es una fascinante biografía de compromiso y vocación. Desde sus inicios en EAJ-1 Radio Barcelona, donde trabajó junto a figuras como Luis del Olmo, hasta su papel fundacional en la radio y televisión autonómicas, su carrera fue un espejo del desarrollo del periodismo en España.
Fue en 1985 cuando su figura se hizo indispensable para Galicia. Como fundador y director de la Radio Galega y, más tarde, director territorial de Televisión Española en Galicia, Blanco Campaña no solo gestionó medios, sino que los creó. Fue un pionero que, como Íñigo en la radio y la televisión nacionales, supo conectar con la gente, con sus emociones y su idiosincrasia. Su sello personal no se limitaba a la dirección; su rostro se hizo popular al presentar programas como Ruada, Con música propia y A noite en Blanco.
Pero su influencia va mucho más allá de las ondas. Su prolífica obra escrita, con títulos como ‘Historia da radio en Galicia’ o ‘Camariñas, terra de palilleiras’, y su faceta de compositor de más de un centenar de canciones en gallego demuestran una multifacética dedicación a la cultura de su tierra. Los numerosos reconocimientos recibidos, como el Premio Ondas, el Premio Crítica Galicia o la Antena de Oro, son un testimonio de su inmenso legado.
Más allá del periodista, del director y del comunicador, el acto de ayer sirvió para honrar a José Luis como persona. Actualmente, cuidado por su esposa, Pilar Barba García, y las monjas de la Residencia de Ancianos San Marcos en Santiago, su presencia irradia una quietud y una paz que pocos poseen. Este centro, gestionado por la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, es un hogar sereno y lleno de cariño, que ofrece atención profesional en un entorno que invita a la reflexión y la calma, muy cerca de donde José Luis desarrolló gran parte de su vida.
El emotivo homenaje, con la asistencia de personalidades como Antonio Rodríguez Miranda, y cofrades de la Orden de la Vieira como el escritor y Premio Nacional de Literatura Alfredo Conde, los empresarios Emilio Santasmarinas y Alejandro Rubín y periodistas como Manuel Fraga y yo mismo, fue un justo reconocimiento a una vida de servicio a Galicia.
Como bien saben, en Galicia siempre nos hemos caracterizado por una curiosa mezcla de nostalgia y vanguardia. José Luis Blanco Campaña encarnó perfectamente esa dualidad: un hombre anclado en las raíces de su tierra, pero que con su visión y audacia supo lanzar los medios públicos gallegos hacia el gran público y muy especialmente hacia la Galicia exterior.