No conviene olvidar lo que significaron las atrocidades de unos alucinados mesías políticos que desataron cruelmente la segunda guerra mundial por un alocado Hitler dedicado a calentarle la cabeza a los ciudadanos de un país democrático con más cultura cívica.
Pasaron ochenta años y vuelven las ideas ultras prometiendo lo imposible y agitando las maleables masas que les votan pasando a ser las primeras víctimas por no darse cuenta de que estos dictadores al conseguir el poder absoluto se quedan con todos sus derechos y convierten la sociedad en un cuartel manteniendo la paz del cementerio. Sus arengas levantan pasiones y bajos instintos en la población. Así lo hizo Trump en EEUU lo que ahora muchos de sus votantes lo están pagando.
Las democracias serían mejores si los ciudadanos supiéramos seleccionar a los partidos y personas que mejor defienden nuestros intereses particulares que forzosamente se hallan defendiéndonos el interés general. En democracia las carencias se pueden corregir, pero nunca en dictadura donde todo lo prohíben porque no admiten la critica.
Vemos como en los últimos tiempos están llegando ideas políticas de ultras que prenden en la juventud y clases trabajadoras que votan a estos líderes igual que lo votaron los trabajadores al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que elevó a Hittler al poder del Tercer Reich anulando todas las instituciones democráticas pasando a comerse el mundo. Toda organización humana necesita un líder, pero unos son progresistas y buscan alcanzar calidad de vida y justicia para todos, mientras los ultras siempre causan caos y guerras fratricidas que ya hemos sufrido. Son un peligro social, y los alemanes tomaron buena nota y han declarado al nuevo partido ultra AfD peligroso para la democracia. Por eso en Alemania es habitual que la izquierda y conservadores hagan coalición de gobierno para evitar la vuelta atrás. El Partido AfD quedó segundo en las últimas elecciones lo que demuestra que la ciudadanía tropieza varias veces en la misma piedra, no piensan en las consecuencias que puede traer su voto mal empleado.
Y la cosa puede empeorar con las nuevas tecnologías y dinero para manipular a la población. Vemos como se puede comer el coco a la gente. Sus mensajes penetran en el subconsciente de las nuevas generaciones con modos y maneras sutiles imponiendo de moda del corte de pelo a la taza que tanto se usó en el Holocausto imitando a Hitler los soldados alemanes. Después de haber pasado 80 años de la Segunda Guerra mundial volvió la moda del corte de pelo a la taza siendo el primero en llevarlo Kim Jong jefe de Estado de Corea del Norte seguido del carismático Cristiano Ronaldo. Son estos líderes los que, unos conscientes, y otros no, que acogen sus mensajes sin reflexionar las consecuencias contra sus derechos que le da la democracia.
Las nuevas tecnologías nos pueden entusiasmar por un tiempo definido, pero no nos pueden entusiasmar indefinidamente. Los bulos y la IA nos van a volver locos en manos de los poderosos. La inteligencia artificial (IA) es la tecnología que nos imita poniendo en nuestra boca cosas que nunca dijimos ni hicimos. Las normas van por detrás de la realidad, de lo que se aprovechan los malvados, y el sistema no pone los medios para impedirlo, solo puede castigar algunos, pero la mayoría se salvan, y ellos lo saben.