Reflexiones y ambiciones

Está el patio revuelto estos días con lo de las saunas del suegro. No hay semana sin su escándalo correspondiente, ya no se respetan ni las vacaciones. Lo de las saunas era vox populi pero los políticos no se suelen pisar unos a otros y lo intentaban mantener oculto hasta que a Feijóo se le dio por sacar el machete. Palomitas. Imagino que del estrés va a estar otros dos años relajándose. O no, que el mundo de la política es muy complejo y para eso están los asesores, que se los van fichando de un partido a otro con ojeadores incluidos, como en el fútbol.

 

El que se ha ido a relajar es Pedro, que falta le hace, que tiene mala cara y si mi madre estuviese viva ya le llevaría una sopa, unas croquetas y unos macarrones con carne, que son comida de alimento y restauración. Espero que Begoña, nuestra primera dama, le obligue a comer unos callos con garbanzos, unos torreznos y de postre torrijas. Estos platos españoles tan contundentes en su verbo como en su contenido. Y luego un baño en pisci. Y el domingo, paellita de leña de naranjo.

 

Y mientras Pedro se relaja y reflexiona, profundamente enamorado, el Congreso vota para echar a un periodista. Bueno, hay mucha discusión sobre si es periodista o no lo es, pero el tal Vito a mí me lo parece. ¿Es partidista? Sí. ¿Hace preguntas irreverentes (para algunos irrelevantes)?, también. Los que crecimos con Lou Grant sabemos que el periodista de raza es el que le toca las gónadas al poder. Y hoy en día eso escasea. El llamado cuarto poder le tose poco al poder, lo están malacostumbrando. Lo que pasa con Vito es que pilla a Ábalos por la calle y le pregunta por las sobrinas. Y Ábalos, que es hijo de torero, hace capotazo y se ríe. Palomitas. Lo que pasa es que Vito es facha y eso está mal visto. Pero esté mal visto o no, lo que tiene que imperar es la libertad de expresión. Leo que le han censurado una columna a Ana Iris Simón. Muchas veces estoy en desacuerdo con ella. Pero jamás le censuraría una columna. Mucho llenarse la boca con la libertad de expresión, pero es siempre libertad para los míos, no para los demás.

 

Nos toman un poco por tontos: sabemos defendernos, sabemos pensar, debemos conocerlo todo y luego ya veremos. El otro día un taxista (¿para cuándo buses en San Roque de Afuera?) me decía que se había comprado un libro de Historia del Arte porque quería entender los cuadros y su simbolismo para ir al Museo del Prado. Piense, querido lector, que las Humanidades van desapareciendo de los planes de estudio. Ya no hay Latín ni Griego. Para descubrir La Odisea nos queda Christopher Nolan. Igual a partir de ahí la chavalada se interesa, igual que de niños, hace años, una versión en la que los cascos estaban hechos con escobas nos maravilló en blanco y negro. Un estímulo, un detalle te puede cambiar la cosmovisión. Puedes descubrir el arte de mayor y conducir un taxi para ir al Museo del Prado. “Y al del Romanticismo”, añadí yo. No se lo pierda, es uno de los mejores museos del mundo. El arte no vale para nada, estudiar carreras de pinta y colorea no vale para nada. Pues igual es cierto, pero alejarse de las Humanidades es alejarse de nuestra historia, de nuestro legado, de nuestros ideales, de nuestra ética y estética. No lo podemos permitir.

 

Es julio. Vayan, vayan al Museo Del Prado. Y al del Romanticismo. Y luchen por la libertad de expresión, que luego vienen los lloros.

Reflexiones y ambiciones

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