Los riesgos económicos siguen ahí

He leído una entrevista a la vicepresidenta económica. Dice Calviño que la recuperación se ha acelerado. Es su frase favorita desde hace meses, aunque sea la única que lo ve. No hay ni un solo organismo o servicio de estudios que se atreva a decir tal cosa. Tampoco los datos avalan esa afirmación. Cierto que este martes se publicaron los datos de empleo y cotizantes a la Seguridad Social al cierre de 2021. Pero, como venimos contando mes a mes, son datos dopados, ya que es el sector público el que tira mayoritariamente del empleo, aún quedan unos 100.000 trabajadores en ERTE y otros tantos autónomos en cese de actividad. Y los que vendrán, ya que son varios los sectores que, con las nuevas restricciones, los contagios acelerados y las bajas laborales disparadas, ven mermado su negocio.

De hecho, el Consejo General de Economistas no se baja un ápice de sus previsiones para este nuevo año que sitúa el aumento del PIB en el 5,6% (Calviño insiste en que será un 7%) aunque lo más preocupante es que considera que la inflación está entrando en terreno estructural. La luz, el gas y los carburantes siguen por las nubes y no parece que vayan a parar de subir en meses. Tampoco los precios de los alimentos o la vivienda. Si a ello unimos la catarata de subidas de impuestos como el de matriculación, el IRPF, por la simple operación de no deflactar la tarifa, las cotizaciones generales y las de los autónomos, los peajes o la revisión con un nuevo método de los valores catastrales que va a suponer un mayor esfuerzo fiscal, nos encontramos con un cóctel que nos empobrecerá y retrasará la recuperación como avisan desde todos los frentes.

El Gobierno, al igual que hiciera el de Zapatero, ha optado por mentir a los españoles. Por embarrar el campo con promesas de bonos y gastos varios, por malgastar creando subvencionados con la esperanza de que unos euros, que ya se verá a cuántos llegan, les sigan creyendo. Y, al contrario que otros países, ha decidido subir los impuestos y las cotizaciones, cuando cierran empresas por miles, la inflación machaca la renta disponible y no tiene ningún plan para rebajar deuda y déficit.

Tampoco presta atención a la contracción de la productividad, absolutamente escandalosa, o a la actividad industrial que marcha más lenta que hace 10 años. Sánchez y Calviño siguen aferrados a la propaganda, a dejar pasar el tiempo a ver si las cosas se recomponen por arte de magia, mientras venden la recuperación y engañan a los pensionistas con una subida de más de 4 puntos por debajo del IPC. Por no hacer bien, no saben ni asignar 70.000 millones de euros a planes que realmente sirvan para que la economía y el empleo se activen. Los problemas no sólo no se marchan sino que se reproducen.

Los riesgos económicos siguen ahí

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