El Centro Internacional de la Estampa Contemporánea de Betanzos (CIEC) ofrece una muestra de Susana Murias (Madrid, 1961), licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense y Profesora de Artes Plásticas y Diseño en la Escuela Superior de Diseño de Madrid. Cuenta en su haber con importantes premios y ha participado en exposiciones internaciones en Chile, Brasil, Ecuador, Brujas, Roma y Estados Unidos, entre otras. La muestra lleva por título ‘Rincones y nidos’ que alude, metafóricamente, a esos espacios íntimos, en especial los de nuestra psique, donde atesoramos los recuerdos o en los que buscamos refugio. Tal vez por ello una de las imágenes que más repite es la de las islas, lo que nos lleva a Lanzarote, a Irlanda, a Cerdeña y desde luego a la mítica isla de Robinson Crusoe y a la no menos legendaria Tule; hay también alusiones a la Atlántida y a las Sagas Islandesas.
Un aura de poética y evocadora ensoñación viaja por estas obras que nos acercan a las fronteras de lo inefable, de eso que no puede ser dicho porque está escondido tras las apariencias o detrás de lo visible y que el artista busca expresar paradójicamente por medio de formas visuales. En realidad, todo arte que se precie debe ir más allá de lo físico para revelar esos rincones que, como dice la creadora ,”tienen alma” y son una fuente inagotable para la imaginación.
No podía faltar la idea del olvido, de lo que va siendo tachado por el paso del tiempo; por ello, alguna de estas obras, como la que titula ‘Capítulo XIX’, aparece configurada por 24 hojas sueltas o páginas de libros intervenidas por collages, trazos y cosidos de hilo, creando la idea de una pieza antigua que debe ser restaurada. En las obras ‘Prefacio I’ y ‘Prefacio II’ interviene tres hojas arrancadas de un libro con dibujos varios, como los de una ramita marrón que sale del picudo tejado de una casa, unas barquitas varadas o un entramado de ramas que pueden recordar las sinapsis neuronales. Hay dos lienzos singulares, que titula ‘Lo que traen las mareas’, que se pueden leer como un símbolo de todo eso que subyace en el recuerdo y deja rastros innombrables, algo así como un camino que se pierde hacia el vacío y blanco infinito atravesando un oscuro mar; sobre él planean, como si fueren bandadas de pájaros viajeros, formas de labios o de hojas delgadas ramitas secas. La pieza que titula ‘Tus silencios, mis palabras’ está formada por un grupo de 10 papeles dispuestos al azar, con rayados y dibujos que pueden leerse como pulsiones del inconsciente.
La estética de lo oculto –como la misma artista señala– nutre estas obras, porque es precisamente en esos ámbitos tan secretos e inefables del alma humana, donde se genera la obra de arte; hay ahí todo un multiverso de infinitas sugerencias, unas paradisíacas e inasibles islas transparentes que ocultan maravillosos tesoros, y que son el recoveco propicio que incita las creaciones de Susana. Un grupo de cerámicas, con formas de platos o de casitas, completan la muestra.