El Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Illas Atlánticas de Galicia regula estrictamente el acceso a las islas de Sálvora y Cortegada para preservar sus frágiles ecosistemas, limitando el turismo mediante cupos diarios, permisos especiales y visitas guiadas, mientras que las navieras buscan más turistas y piden ampliar la capacidad de acceso a estos espacios para mayor rentabilidad.
Se trata de un paraíso natural que ha cautivado a miles de visitantes por sus paisajes y biodiversidad. Compuesto por un conjunto de islas que varían en cuanto a acceso, uso turístico y conservación.
Mientras los archipiélagos de Cíes y Ons son conocidos por su frecuente afluencia de turistas, las islas de Sálvora y Cortegada presentan restricciones particulares que responden a un equilibrio delicado entre el disfrute público y la preservación de sus frágiles ecosistemas.
A las navieras les gustaría poder llevar más turismo a Sálvora, para explotar al máximo su rentabilidad
Sálvora y Cortegada se rigen por una serie de condiciones particulares asociadas a una regulación mucho más estricta en su acceso. Sálvora comenzó a formar parte del Parque Nacional en el año 2002, sin embargo, Cortegada fue la última en incorporarse y esto ocurrió en el 2007. Desde ese momento estas islas han sido sometidas a un manejo especial debido a su tamaño más reducido, la protección de sus hábitats naturales y la infraestructura limitada.
Ahora el número de visitantes a la isla de Cortegada crece cada año de forma gradual, “lo que notamos nosotros es que en estos últimos años sí que hay un poco de evolución de visitas a la isla de Cortegada”, explica el responsable de la agencia de turismo náutico Corticata. Sin embargo, las restricciones del Parque Nacional no permiten que el turismo acabe de despegar en estas zonas. “Sálvora ya está al límite de su capacidad. Puede recibir un máximo de 250 visitantes diarios, pero nos gustaría poder llevar más gente, de lo contrario, no es muy rentable para las navieras”, explica el gerente de Cruceros Do Ulla.
“Sálvora y Cortegada siempre han tenido menos visitantes, porque eran islas privadas hasta hace poco”
Las limitaciones de capacidad son también un problema ante fechas puntuales y picos de visitas. “Hay muchos grupos de escolares hasta junio que van a visitar la isla, después los fines de semana hay ANPA y si coinciden dos o tres en las mismas fechas ya no tenemos capacidad para esa visita”, señalan desde Cruceros Do Ulla.
Aún así, y a diferencia de las condiciones que presentan las grandes islas del parque que cuentan con un acceso más sencillo con embarcaciones regulares, Sálvora y Cortegada solo son accesibles a través de visitas organizadas o barcos privados con permisos especiales, limitando la cantidad de turistas que puedan acceder a ellas. Desde Corticata explican también cómo “las actividades que desarrollan las empresas tienen que ser siempre guiadas” a diferencia del caso de Cíes y Ons que ofrece más libertad a la hora de realizar visitas.
José Antonio Fernández Bouzas, Director Conservador del Parque Nacional Marítimo Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, arroja uno de los motivos principales por los que estos dos islotes han quedado relegados en cuanto a niveles de visitantes.
“Las islas de Cortegada y Sálvora han tenido menos visitantes históricamente, porque eran islas privadas hasta hace poco”, aclara y explica también que la regulación de acceso a las islas responde a un estudio exhaustivo realizado por el IBADER de la USC, en colaboración con la dirección del Parque, quien analizó la capacidad de carga de cada isla.
Este estudio, presentado en su día al patronato, considera varios factores, entre ellos, la capacidad ecológica de los ecosistemas para soportar la presión humana sin sufrir daños, la infraestructura disponible, el impacto social y psicológico de la afluencia de visitantes y la capacidad de gestión de las autoridades competentes.
“Estos estudios son esenciales para garantizar un equilibrio entre la conservación del entorno y el disfrute responsable por parte de los visitantes”, explica José Antonio Fernández y aclara que en el caso de Cortegada la capacidad de carga es mucho menor y su accesibilidad en barco, está supeditada por el calado.
“La regulación del cupo de visitantes depende principalmente de la conservación del medio natural”
Desde la dirección del Parque Nacional, son conscientes de que a pesar de estas limitaciones de capacidad, la demanda turística aumentó considerablemente desde que la Xunta de Galicia adquirió Cortegada y el Estado tomó partido en la isla de Sálvora. Sin embargo, José Antonio insiste, “la regulación del cupo de visitantes depende principalmente de la conservación del medio natural” y no responden a la falta de interés turístico.
El cupo máximo de visitantes diarios para los archipiélagos de Sálvora y Cortegada sería de entre 150 y 250 personas según la normativa del Parque, mientras que en el caso de Ons serían 1.300 personas y 1.800 en las Cíes.
Aquí se abre un nuevo frente y es que aunque el turismo siga en aumento, no se podrá modificar los cupos de la isla. “Nuestra preocupación es que pudieran abrir algo más”, comentan desde Cruceros Do Ulla, pero el acceso no parece ser algo negociable, ya que se encuentra regulado por el Plan de Uso y Gestión del Parque Nacional (PRUG), aprobado por el Decreto 177/2018, que establece los límites de visitantes y las condiciones de acceso.
Sin embargo, sí que se contempla “ayudar en la búsqueda de nuevos visitantes fuera de temporada”, explican desde la directiva del Parque, promocionando el conocido como ecoturismo.
Precisamente este ecoturismo busca ser una medida de solución para frenar un posible impacto del turismo masivo en el medio ambiente de estos islotes, sumando a esto un regulación de acceso y el fomento de rutas guiadas con el apoyo de empresas acreditadas.
Sálvora, además, se encuentra en pleno proceso de remodelación, tanto en el faro como en la fábrica de salazón, donde explican “las visitas están un poco limitadas a estos lugares”. Cuando finalicen las obras esperan que estos trabajos de mejora deriven en un incentivo para visitar más la isla en las épocas del año en las que la demanda turística se ve más limitada.
En cuanto al fondeo de embarcaciones, el parque también regula estrictamente las áreas disponibles y el número de barcos permitidos. En las islas Sálvora y Cortegada, el límite máximo de fondeo diario está fijado entre 15 y 20 barcos, dependiendo de las condiciones del mar y del calado. En Sálvora, la única zona autorizada para fondear es la playa de O Castelo, mientras que en Cortegada se permite fondear alrededor de la isla, aunque las zonas disponibles varían según las condiciones marítimas.
“En barco privado se puede hacer una visita cualquier día del año pero es necesario contar con los permisos de navegación y fondeo expedidos por el Parque Nacional”, explica Fernández Bouzas. Por lo tanto, los barcos privados que deseen fondear deben obtener los permisos necesarios a través de una plataforma digital gestionada por el Parque. Para obtener estos permisos, los propietarios deben cumplir con una serie de requisitos y tramitar sus solicitudes para garantizar que el acceso a las islas se realice de manera ordenada y respetuosa con el medio ambiente.
El futuro del turismo en estas islas plantea varios desafíos. A pesar del aumento de la demanda turística, no se contempla la posibilidad de aumentar la frecuencia de navieras ni de reducir las restricciones de acceso.
El principal objetivo sigue siendo la conservación de las islas y la promoción de un turismo responsable. Las autoridades del Parque Nacional también han señalado que una de las estrategias para reducir el impacto del turismo será fomentar las visitas fuera de la temporada alta y promover el ecoturismo, así como las rutas guiadas a cargo de empresas acreditadas, siempre para llevar un control para evitar la saturación y el daño ambiental.
Sálvora y Cortegada son dos de los principales ejemplos del enfoque que Galicia adopta para la conservación de sus islas y su biodiversidad. Si bien las restricciones de acceso pueden resultar incómodas para algunos, son esenciales para proteger estos frágiles ecosistemas y garantizar que las futuras generaciones disfruten de estos parajes.