Sin más ayuda que su fuerza, hombres y mujeres, vencieron una vez más en la ancestral lucha contra los caballos salvajes en la tradicional Rapa das Bestas de Amil. Una edición más, este combate cuerpo a cuerpo, organizado por la Asociación Cabalar Monte Acibal, reunió a miles de vecinos y veraneantes en Moraña.
La jornada comenzó con la reunión de todos los caballos en el curro, momento en el que se separó a los potros y tuvo lugar una exhibición de monta salvaje.
A partir de las cinco de la tarde arrancó la rapa. En esos momentos, los aloitadores - personas que se encargan de agarrar al caballo para proceder a la rapa - entraron en el curro y, sin más ayuda que la de su cuerpo y su destreza, lograron sujetar al animal. En ese momento, otros compañeros se encargaron de rapar, desparasitar y marcar a cada uno de los caballos.
Los animales fueron entrando al curro por turnos, y, a medida que sus crines estaban cortadas, se fueron reuniendo en un recinto para, posteriormente, ser puestos en libertad de nuevo.
La rapa das bestas comenzó alrededor de las cinco de la tarde y, no fue hasta pasadas las ocho, cuando los caballos pudieron correr libres de nuevo.
Una fiesta ancestral
La rapa das bestas es una celebración ancestral que todavía se celebra en algunos municipios gallegos y, Moraña es uno de ellos.
La fiesta consiste en que, una vez al año, los aloitadores cortan las crines - el pelo largo y grueso que lucen en el cuello o la cola - de los caballos salvajes sin más ayuda que su fuerza. Después se encargan de desparasitarlos, marcarlos y dejarlos de nuevo libres, en este caso en el monte de Amil.
Cada año, esta lucha entre el hombre y el caballo, congrega a miles de personas que vibran con el singular espectáculo.