El carrito de la Praza de Galicia, ese que observa el paso de miles de personas todos los días, está de luto. Se fue la que dio vida a un negocio que perdura después de varias décadas. Era Ángela Blanco “Angelita”, en tiempos del Teatro Cine Cervantes, la que arrastraba el carrito con ruedas con los dulces y garrapiñadas más deseados por los que por aquel entonces todavía eran niños. Fue su marido el que montó el negocio, pero ella lo cogió en el año 1981 cuando él murió. Poco a poco el negocio se fue desplazando a la Praza de Galicia, en donde Ángel, su hijo, cogió las riendas para asumir ya un kiosco. Una ventana abierta a las chucherías, a una buena conversación y también a la música cuando Ángel se anima a tocar.
Angelita deja un legado vivo. Nació en Boiro, pero ella sentía Vilagarcía como si fuese su casa. El carrito con ruedas que originó esta pequeña tienda itinerante por el centro de la ciudad arousana todavía sigue vivo en el kiosco, dado que tanto los vilagarcianos como aquellos que se instalan en la ciudad lo conocen así, como el carro que arrastraba Angelita.