Joshua Alonso | “Ahora quiero quitarme el estigma de huérfano y trabajar por la igualdad sin repetir mi historia, sin entrar en el morbo”

Joshua Alonso | “Ahora quiero quitarme el estigma de huérfano y trabajar por la igualdad sin repetir mi historia, sin entrar en el morbo”
Alonso en un momento de la charla que impartió ayer en el IES Asorey de Cambados | gonzalo salgado

 La historia de Joshua Alonso es de sobra conocida. Hizo saltar lágrimas de senadores con una intervención para denunciar el abandono de los huérfanos de las víctimas de la violencia de género. Corría el 2018 y a sus 25 llevaba un año luchando prácticamente solo por él y por su hermano pequeño y sin poder llorar la pérdida de su madre. María José Mateo, Sesé, fue asesinada por su expareja haciendo explotar su casa en Chapela (Redondela) y la barbarie del acto fue el cultivo ideal para el sensacionalismo adherido en muchas ocasiones a un problema tan serio. De hecho, aunque su exposición pública ha conseguido mucho, el joven quiere liberarse ya de ese “estigma de huérfano” y aportar más que el lógico dolor y compasión que despierta. Quiere cambiar las cosas desde un ámbito profesional, así que está a punto de terminar el Ciclo Superior de Promoción de Igualdad porque está convencido de que para acabar con esta lacra hace falta especialización en todos los ámbitos de la vida. Ayer ofreció una charla en el IES Francisco Asorey y otra pública en A Xuventude (Cambados) de la mano de la asociación Esmar.




No deja de revivir una y otra vez el horror en estas charlas. ¿En qué momento decide realizar este sacrificio?
(Piensa). Estoy buscando las palabras; hoy he hablado con tantos medios que tengo la sensación de que me repito.

Es entendible. Únicamente queremos saber qué activó ese paso.
Yo tuve dinero para pagarme un psicólogo, pero otros no. El pueblo de Redondela se volcó con nosotros y el asesino estaba muerto y todos esos condicionantes hacen que llegue a dónde estoy. También el contacto con la Fundación Mujeres y el Fondo de Becas Soledad Cazorla, ir al Parlamento Europeo, al Senado, llegar a la Casa Real, formarme... Y ya no es que esté haciendo este tipo de charlas; esta la tenía pendiente con Esmar, de la que me gustaría recalcar el gran trabajo de acompañamiento que hace, porque el asociacionismo consigue llegar a muchas mujeres que no logran las administraciones. 


No me recreo mucho en el asesinato, cuento toda la trayectoria pero intento sacar toda esa parte positiva, lo que he llegado a conseguir. En 2019 se cambia la ley gracias a las intervenciones en el Senado y al trabajo de muchísimas mujeres y hombres luchadores para que se tenga una pensión digna, y hace un mes se aprobó un nuevo decreto en el que protegen a esta infancia. Siento que toda la lucha realizada ha llegado a buen puerto, aunque queda mucho. 


En la charla en el instituto traté de abrirles los ojos y que sean súper conscientes de que la violencia de género no solo es física, que los celos y el control también lo son, no son formas de demostrar amor. A mayores, el sábado impartiré un taller en Redondela con Patricia Costa, periodista de Tolerancia Cero, especializado para medios de comunicación, asociacionismo y cualquier persona que trabaje con este ámbito para darle las herramientas porque muchas veces los medios no lo hacen mal porque sí, porque quieran hacer daño, no tienen la formación y tenemos que exigir especialización, como se hace en otros ámbitos, como el deportivo. Y ahora que estoy a punto de acabar el ciclo lo que voy a hacer es quitarme este estigma de huérfano y trabajar por la igualdad ya sin repetir siempre la misma historia.

Estará cansado y es duro
Cansado no es la palabra, es que me parece banalizar y entrar en el morbo de “ay como sufre este niño”. Cuántas niñas, cuántas mujeres no se sienten seguras yendo por la calle... ¿Qué dolor es más importante? Lo que le pasó a nuestra familia es horrible y es un muy duro. Perder a mi madre ha sido lo peor que me ha pasado en la vida, pero imagina a mi hermano de ocho años, mi abuela, mi tía, sus amigos… Es complejo tratar este tema y sobre todo lo que más hipócrita me parece es que me llaméis solo el 8 de marzo.

Habla de la hipocresía de los medios centralizando todo en el 8-M. Se leen manifiestos, se hacen protestas... Pero sigue habiendo asesinatos y las conductas machistas no cesan entre los jóvenes. ¿Qué cree que nos sucede como sociedad?
La verdad es que la realidad supera muchas veces a la ficción. He dado charlas en centros donde siento jóvenes concienciados y en otros donde sé que mis palabras caerán en saco roto, pero si consigo plantar la semilla en una sola persona ya me quedo contento. ¿Y qué estamos haciendo mal? Los ámbitos son muchos: casa, escuela, grupos de amigos, medios de comunicación, televisión… Quizás habría que replantearse que estamos normalizando actitudes y comportamientos muy machistas sin ser conscientes. Por ejemplo, no se habla de la morbilidad diferencial femenina y es muy interesante, que es la diferencia en el estudio de enfermedades. Los medicamentos se prueban más en hombres y nunca están pensados para ellas. Una mujer infartada no sufre los mismos síntomas. ¿Eso lo sabe la sociedad? La igualdad debe lograrse entonces aplicando una perspectiva de género en todos los ámbitos. Hay que hacer las cosas bien y para eso tenemos formaciones.

Desde que sufre su terrible experiencia, en 2017, ha habido mejoras. ¿Aún hay carencias?
Está mucho mejor y estamos en el camino, pero quedan cosas por hacer. Hay huérfanos que han cumplido la mayoría de edad y no han visto una ayuda y muchísimas familias que los han criado sin apoyo. Se ha avanzado pero también han aparecido partidos que reniegan de la violencia de género. Debemos recapacitar porque hay una parte de la sociedad que no está entendiendo el mensaje. El machismo es algo cultural, no podemos cambiar de un día para otro, pero a base de acciones debemos ir calando en ella y también poner algo de cada uno para cambiar, porque si seguimos normalizando y repitiendo comportamientos machistas nunca vamos a salir de este bucle.

¿Cómo fue la experiencia con los alumnos de Cambados?
Me comentaron que algunos se quedaron en shock y fueron conscientes de la realidad, de que hay supervivientes de un asesinato. Pero en el ámbito educativo tenemos un trabajo muy importante por delante en cuanto a las relaciones de pareja.

En sus propias carnes sufrió que no es fácil detectar el maltrato.
Sí, por eso es una de las partes principales que doy en las charlas, con la fe y esperanza de que no tenga que vivirlo nadie más. Desgraciadamente, yo fui consciente en el momento en que asesinaron a mi madre y si vuelve a pasar, que seamos conscientes de que debemos arropar a esa familia. Yo tuve suerte, Redondela se volcó, pero ¿y esas familias que no tienen recursos materiales y ni sociales (amigos, familiares…) ¿Qué les pasa? El mensaje que intento trasladar es que todos tenemos que ser esa familia, ese apoyo, y asociaciones como Esmar ofrecen un acompañamiento y una cercanía real necesaria, porque no es lo mismo ir a un CIM o a la Policía que pedir ayuda a alguien que te va a entender y acompañar. Quizás habría que replantearse si las instituciones se quitan responsabilidad invirtiendo dinero en las asociaciones y a lo mejor deben plantearse si hacen bien las cosas. Los protocolos están muy bien, escritos, planteados en un papel, pero ¿se comprueba que sea fiable, se adapta a cada caso, funciona, la mujer se siente protegida, se pone el foco en ellas o en el victimario, etc., etc? Hay muchas cosas que tocar para conseguir un cambio real. l

Joshua Alonso | “Ahora quiero quitarme el estigma de huérfano y trabajar por la igualdad sin repetir mi historia, sin entrar en el morbo”

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