Los jubilados contratan apoyo legal para quedarse en la Casa del Mar

Los jubilados contratan apoyo legal para quedarse en la Casa del Mar
El bingo que se celebró ayer en la Casa del Mar contó con una gran afluencia gonzalo salgado

El Instituto Social de la Marina tendrá que pelear con los jubilados de la Casa del Mar si no cede a la petición que llevan tiempo demandando. El colectivo quiere un local en el que continuar con su actividad mientras se lleven a cabo las obras de reforma en las que el organismo estatal invertirá siete millones de euros. Sin embargo, las previsiones del ISM no pasan por buscar un local para los jubilados, que desde hace más de cincuenta años se reúnen en las instalaciones de la Avenida da Marina para llevar a cabo diversas actividades, desde el bingo al baile pasando por las partidas de carta.
Una actividad que no solo no decrece sino que cada día gana nuevos asiduos. Tanto es así que desde la directiva que preside José Cao incluso se animan a hacer un llamamiento a todos los jubilados y pensionistas de Arousa que tienen a su disposición el local situado en la parte de atrás de la planta baja de la Casa del Mar, “donde hay una sala de lectura de prensa y revistas en general, así como distintas actividades de juegos de salón”. Naipes, dominó y hasta un Bingo sin ánimo de lucro forman parte de la programación de este colectivo para pasar las tardes.
El bingo comienza a las 18 horas, según informan desde la directiva, y los domingos, desde las cinco de la tarde hasta las nueve de la noche, organizan un baile de salón. Estas son, apuntan desde el colectivo, las actividades más concurridas.
Y es que los jubilados quieren dejar claro que son un colectivo muy activo y que por ello las instalaciones son necesarias. En este sentido, no aceptarían, para trasaldarse, un local cualquiera, sino que tendría que estar dotados de los servicios con los que cuentan en la planta baja de la Casa del Mar, es decir, con mobiliario, cafetería y espacio suficiente.
Tras consultarlo con su abogado, la directiva tiene claro que el uso de este espacio, al que regresarían tras las obras, así como los servicios de los que vienen disponiendo en los últimos cincuenta años, son un derecho adquirido por el que pelearán, de ser necesario, contra el ISM, aunque confían en que se arregle antes de llegar a los tribunales.

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