Juan Vélez puede contar en su biografía que fue el profesor de dos alcaldes de Vilagarcía y, probablemente, de numerosas generaciones. El primer regidor en pasar por los pupitres a los que Vélez vigilaba fue José Luis Rivera Mallo, cuando el Instituto Laboral todavía estaba en la sede que hoy ya guarda su memoria.

El otro, fue el propio alcalde actual, Alberto Varela, aunque ya en el Castro Alobre. Pupilo y maestro se reencontraron ayer en los terrenos de Doutor Fleming para colocar una placa que recordará, para siempre, aquellos tiempos. 

Varela, un buen alumno

Época que permanece imborrable en la memoria del profesor, que llegó desde Córdoba en 1956 y permaneció en el mismo centro, aunque en distinta sede, hasta su jubilación, en 1998. De hecho, repasa con soltura aquel primer claustro, del que formaban parte su primer director, el “entrañable” Adolfo Llovo, el reconocido Plácido Castro, Manuel Abuín, Miguel Losada, Manuel Labarta, Rodrigo García y Francisco Chantada Carro. Eran los titulares, aunque también había un núcleo de auxiliares para el que Vélez mantiene también su memoria. “Reunirnos quince personas en una sala pequeñita suponía un gran éxito”, señala el profesor, que recuerda también con mucho cariño al conserje, Severino Cardeñoso, que no dudaba incluso en sacar al profesorado al patio si era mucho el ruido dentro del centro. “De aquella se respetaba la palabra de un conserje”, asegura con nostalgia Vélez. Para su alumno Varela, solo tiene buenas palabras. Asegura que fue un buen pupilo, tanto por comportamiento como por expediente. Como alcalde, también hay halagos y Vélez destaca su “sencillez” por no querer que su nombre figure en la placa.