La memoria louceira de Bamio busca asentarse en el futuro a través de las nuevas generaciones. Para ello nace “María e a roda”, un cuento dirigido a los escolares en el que una niña encuentra la alianza de la Vella Ulla, el río que lleva en su cauce todas las piezas del comercio marítimo y la tradición oleira que marcaron la historia de la parroquia.
La publicación es del Grupo de Innovación Docente de Educación Patrimonial da Universidade de Vigo en colaboración con el Concello de Vilagarcía, que paga la edición impresa. Está coordinada por Beatriz Comendador, profesora de la Facultade de Historia del campus de Ourense y responsable del Gidep, que también aporta textos, al igual que Andrea Mouriño. Las ilustraciones son de Sonia Borges.Ya existía una edición virtual de este cuento, que forma parte del proyecto “Louceiros de Bamio”, que ponen en marcha la Universidade de Vigo y la Asociación de Mulleres Rurais, para recuperar la memoria del trabajo del barro y el comercio marítimo vinculado al Ulla y a la Ría de Arousa.
Un proyecto que nació en 2016 y que, a día de hoy, tiene una sala que aspira a ser un museo. “En realidade o museo de Bamio é a súa paisaxe”, explica Comendador. Hornos como el de A Granxa, el único que está a la vista a día de hoy, un lugar identificado donde se procesaba el barro, en Laxe, son algunos de los puntos que esperan conectar en un roteiro.
“Dóenos moito que haxa es esquecemento de todo o tráfico comercial que había de materiais, animais incluso... os galeóns que se aloxaban en Isorna”, explica Comendador, que incide en que toda la Ría de Arousa estaba conectada. El proyecto Louceiros tiene tres patas, según explica la arqueóloga: “A ruralidade, a perspectiva feminista, xa que intentamos poñer en valor o papel tan importante que tiñan os mulleres no traballo do barro, que non só era o da roda, se non noutros procesos; e o ben común que nos implica a todos, aínda que non o saibamos, porque a orixe de Bamio foi, precisamente, a produción de louza”. Isabel Rodríguez, presidenta de las Mulleres Rurais, lamenta que los vecinos del lugar no presten mucha atención y pide la colaboración para los restos de loza que pueda haber por las casas. Por el momento, tienen una veintena de piezas enteras con origen en Bamio