Seguridad privada impide la entrada de las trabajadoras de Cuca en la fábrica

Seguridad privada impide la entrada de las trabajadoras de Cuca en la fábrica
las trabajadoras iniciaron ayer la vigilancia de la fábrica de cuca tras entrar en vigor el ere. las operarias mostraron su rechazo a la medida de garavilla gonzalo salgado

Agentes de seguridad privada impidieron ayer a las trabajadoras de la planta de Cuca reincorporasen a sus puestos en la fábrica de Vilaxoán. Tal y como ya habían anunciado, las operarias se presentaron en la nave a las nueve de la mañana con la intención de retomar la actividad, como muestra de su rechazo al ERE declarado por el Grupo Garavilla, pero no estaban en el listado de empleados que podían entrar en el recinto que facilitó el grupo vasco. Tan solo personal administrativo y de mantenimeinto tuvieron ayer las puertas abiertas en Vilaxoán.

Ni siquiera cinco de las trabajadoras de la planta de producción a las que todavía ayer por la mañana no les había llegado la notificación pudieron acceder a las instalaciones. Pero lejos de abandonar la zona y tal y como habían acordado, iniciaron una guardia por turnos en el exterior de la fábrica para evitar el desmantelamiento de la nave y el traslado de la maquinaria a O Grove. “Sabemos que por agora non deron a orde de desmontar as máquinas, pero poden empezar en calquera momento”, señala María José Rey, presidenta del comité de empresa.

Las operarias iniciaron de inmediato turnos de vigilancia en el exterior de la nave para evitar el desmantelamiento de la conservera

Y es que la plantilla está convencida de que detrás de este traslado habrá un recorte de puestos de trabajo. “Nós xa vimos notando esta baixada dende o mes de maio. Cada vez vennos máis produto limpo e cocido, traballo que antes faciamos nós aquí”, advierte una operaria. De hecho, la contratación de personal en momentos puntuales también sufrió un recorte drástico durante el pasado año. “Antes podían chegar a contratar ata 150 traballadoras e o ano pasado a 90 e só ata o mes de novembro cando normalmente chegaban ata decembro”, apunta la presidenta del comité de empresa.

La desconfianza en el Grupo Garavilla es total por parte de la plantilla tras los últimos acontecimientos. “Na última reunión antes de que nos dixeran o do ERE todo ía de marabilla e agora dinnos que simplemente imos para unha casa nova e deixamos a vella, pero nós queremos estar aquí onde levamos corenta anos”, advierte Rey. En cuanto a la situación de la nave, todas las trabajadoras coinciden en que “é unha das mellores fábricas da comarca e ademais é que non hai motivos para cerrala”.

Las muestras de cariño y solidaridad con las trabajadoras es absolutoa como ya se ha demostrado en las movilizaciones organizadas hasta ahora. Ayer era una panadería de la zona la que se acordaba de ellas y les acercó bollos y café para hacerles más llevadera la guardia.

 

denuncia

Por su parte, el portavoz de Comisiones Obreras, Francisco Vilar, aseguraba ayer que ya se tramitó en la Policía Nacional y en Inspección de Trabajo la pertinente denuncia por parte de las cinco trabajadoras que no recibieron la notificación del ERE y a las que se les impidió retomar la actividad.

“A empresa non nos garantiza o emprego por escrito”

El hermetismo de la empresa y la falta de un compromiso por escrito es lo que más preocupa a las trabajadoras. “A empresa non quere garantizarnos nada por escrito. Dixéronnos un ano de contrato no Grove pero sen papeis”, advierte María José Rey. Y es que el grupo vasco se ha negado a facilitar al comité de empresa una copia del contrato de compra de Cuca donde sospechan que podría haber una cláusula en la que se comprometen a mantener la actividad en Vilaxoán. “Inspección de Traballo xa nos dixo que só nos queda pedirlla a través do xuíz e así o fixemos”, dice Rey.

 

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