Los vecinos de la calle Vázquez Leis, en Vilaxoán, están hartos del abandono. Desde el anuncio de que este vial vilaxoanés, conocido popularmente como Rúa Nova, iba a ser arreglado no han acumulado más que disgustos. Ahora, con la obra terminada desde hace meses denuncian la falta de mantenimiento de la zona y que todavía no han dotado a la calle del mobiliario que se había comprometido. “Ni están las farolas nuevas ni tampoco las papeleras”, exponen. Las consecuencias es que la calle es oscura y no cuenta con los elementos que puedan definirla como moderna y confortable tanto para los vecinos que viven en la misma como para los visitantes que la usan.
Los afectados –que viven en el entorno– manifiestan que el problema mayor es con las jardineras. “Desde que vinieron a poner las primeras plantas no regresaron a hacer nada más”, denuncian. Además indican que las batidas de limpieza en el lugar que se hacen “cada seis meses o más” destrozan las bocas de riego, por lo que la poca vegetación que puede apreciarse en la calle está totalmente asalvajada o seca.
“Al romper las bocas de riego se pierde muchísima agua y muchas veces al salir de casa ya nos encontramos con el chorro. Es un auténtico desastre”, declaran.
Dicen que en más de una ocasión se dirigieron al Concello para advertirles de lo que estaba pasando en esta recientemente remodelada arteria vial, pero “nada, no hacen nada”.
Lo cierto es que la calle Vázquez Leis es una de las principales que hay en Vilaxoán. Esta conecta la Avenida de Cambados y la zona de la iglesia de Sobrán con el centro urbano de la localidad y con la Praza Rafael Pazos, centro neurálgico de la actividad.
La obra de remodelación –uno de los proyectos estrella del anterior mandato– ya empezó gafada. Problemas empresariales dentro de la firma adjudicataria de los trabajos provocaron retrasos de meses con los consiguientes trastornos para los vecinos, que tuvieron que convivir durante todo ese tiempo con el pavimento levantado, tubos y material de obra por el medio. Finalmente –y después de protestas sonadas por parte de los afectados– los trabajos se retomaron. Sin embargo el resultado final de la obra no satisfizo a todos –sobre todo a los que pasan por la calle día sí y día también– dado que quedaron muchos flecos sueltos que resolver y que todavía colean hasta día de hoy.