El bar feminista echó “el” cierre

Handsome Her era –ya no es, puesto que acaba de cerrar– una de las muchas cafeterías que hay espalladas por Melbourne, pero una peculiaridad la diferenciaba de todas las demás: se trataba de un establecimiento feminista. Tan feminista era que cobraba un recargo del 18% a los hombres. Su propietaria, Alexandra O’Brien, ha explicado que el cierre no se debe a que se haya arruinado, sino a que le absorbía mucho tiempo y no podía desarrollar plenamente su vida “feminista, vegana y ecologista”. Si ella lo dice, será verdad. Pregunta inocente: ¿costaría más un chupito, masculino, que una copa, femenina?

El bar feminista echó “el” cierre

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