Echenique se queda desnudo otra vez en público

LA vida del tierno herbicida Pablo Echenique –“yo soy muy del amor y esas cosas, pero la mala hierba hay que extirparla”– es dura. Allá donde se mete en plan encarnación de la voz de la conciencia le caen las del pulpo. Nunca le fue bien en los asuntos que tienen que ver con la legalidad –solo hay que recordar cuando se presentó como un santurrón y tenía contratado en negro a un asistente, al que además pagaba cuatro duros–. Pero ahora con lo de su mudanza secreta a Madrid para instalarse en el barrio de Salamanca la cosa se ha complicado aún más. El Ayuntamiento de la abuela Carmena le ha dado dos meses para subsanar todas las irregularidades que ha cometido en la vivienda, pero además las ciberratas han rescatado una declaración suya en la que se comprometía a no cambiar de barrio y quería imponerlo por ley... El tío ni se inmuta.

Echenique se queda desnudo otra vez en público

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