A fregar platos si sus padres no los atienden

hay niños que molestan en los lugares públicos. Siempre los ha habido y –es de suponer– siempre los habrá. La cuestión es cómo afrontar la situación. En el bar del mercado municipal de un pueblo valenciano tienen la clave: un aviso advirtiendo de que todos los pequeños que no estén vigilados por sus padres pasarán a ser propiedad del establecimiento y puestos a fregar platos. Es un plan sin fisuras. Los clientes estarán a salvo de gritos y carreras, los dueños del bar tendrán una ayuda extra y los padres disfrutarán de la tranquilidad de pasar un rato sin la responsabilidad de atender a su hijo. O sea, lo mismo que hacen cuando los sueltan sin control en cualquier sitio pero sabiendo dónde y qué están haciendo. Y los críos hasta puede que se diviertan.

A fregar platos si sus padres no los atienden

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