Los niños pasan de polémicas y se centran en la ilusión


COMO en los toros, la cabalgata de Reyes de A Coruña dejó división de opiniones. De un lado están los que la tachan de cutre. Del otro los que creen que fue magnífica. También hay quien considera que el recorrido no fue el más acertado y los que opinan que hasta se puede considerar democrático que los monarcas de Oriente se dejen ver por barrios que saben de ellos a través de la tele o fotografías. Pero más allá de las consideraciones (más o menos objetivas, más o menos interesadas), los auténticos jueces, los niños, dieron su apto cum laude a esa caravana de ilusión que representan el séquito de sus majestades. Por aprobar, hasta lo hicieron con la más modesta y original que recorrió Novo Mesoiro demostrando que más allá de la espectacularidad está la máxima de cumplir los sueños de los más pequeños.

Los niños pasan de polémicas y se centran en la ilusión

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