El engaño del juego

Amigos: “La felicidad para mí consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia” (Francoise Sagan). “La felicidad viaja de incógnito, sólo cuando ha pasado nos damos cuenta de ello” (Anónimo). “La felicidad no tan solo se experimenta… se recuerda” (Oscar Levant).

En ocasiones, más vale tarde que nunca, desde hace dos años vengo denunciando en ésta página el peligro de abrir las puertas al juego de apuestas online, y en casas de apuestas, instaladas en cualquier rincón de cualquier ciudad o pueblo. La publicidad de las mismas se transmitía por radio y televisión, solo faltaba que hicieran un Gran Hermano 1000 y se apostara a ver quien era el ganador, sin frenos ni barreras, ni muros, todo son puentes y puertas abiertas. Mientras, se crearon miles de adictos al juego de apuestas, destrozando miles de vidas, de matrimonios, de familias. Tan sólo hace dos años, si se hubieran tomado medidas contundentes e impedir este desgarro social, tan sólo hace dos años, se hubieran evitado multitud de desgracias.

Es algo consustancial de la época que vivimos, el obtener una ganancia rápida, el egoísmo, la rapiña, el todo para mí, la avaricia. Y estos vampiros de la debilidad humana lo saben. Está todo muy estudiado. Por lo tanto, caen los más débiles, aunque también hay otros motivos, que aquí no voy a exponer ahora, por su variedad personal y o grupal. Cada uno de nosotros, a dios gracias y de momento, pensamos diferente a todos los demás, no hay nadie igual de pensamiento. Son los milagros del cerebro, que es el que manda y el cuerpo obedece. Si manda de manera equivocada por enfermedad o defecto congénito, hay un problema. Y eso hace que nos desviemos de una conducta racional. Y ahí está el problema del juego, el de las drogas, el del alcohol, etc. Tomado  en exceso, una cosa es el uso y otra muy distinta es el abuso. ¿Por qué un  adicto a una sustancia, u otra causa, que sea digna de producir adición de peligro, nos obliga a realizar algo que en el fondo no queremos pero que lo hacemos con desesperación?

Cada ser humano es distinto, por lo tanto cada uno tendría unos motivos. Pero si cuantificamos las causas y reducimos por una simple similitud de un porcentaje alto, se reducen, de manera cuantitativa considerablemente. Y el final de todo, está en nuestro cerebro. Porque si uno tiene claro que no es no, por mucha publicidad de famosos, toda la masiva publicitaria que te quieran meter en el cerebro... Para ello hay que ser fuerte y tenerlo muy, pero que muy claro. Si no es así, simplemente seréis simples cobayas de laboratorio, a las ordenes de substancias que nosotros mismos creamos en nuestro cuerpo como la dopamina, que nos vuelve repetitivos, por hacer algo, que no queremos en el fondo de nuestro ser,  pero que estamos obligados a realizar sí o sí. Porque sabemos que si no lo hacemos tendremos síndrome de abstinencia, más o menos según cada cual y consumo. 

Todas estas preguntas, estas incógnitas, por ahora tienen difícil respuesta, porque la solución es individual, estudiando cada caso.  Imaginad ahora estudiar ocho mil millones de personas en este mundo, imposible. Así que los vampiros del mal ejercen su ritual en personas que, por ocho mil millones de causas, van reduciendo, hasta quedarse con unos cientos de miles que por tan diversas causas, los vuelven locos y realizan en base a todos ellos su suculento negocio, egoísta, malsano y prácticamente homicida. Lo que ha hecho el Gobierno  este viernes pasado no es nada, no se ha atrevido. Paños calientes, por algo será, también motivos económicos. Si hay que ver a donde llevan sus ganancias esas multinacionales del juego, en el país no las dejan, eso seguro, mediante real decreto siguen sacrificando la salud de muchos españoles por dinero. La Sociedad sana exige medidas más coercitivas para atenuar, que no terminar, eso nunca terminará. Pero se pueden tomar medidas para prohibir ciertos modos de comportamientos de estos salones. Y de Internet para juegos online. 
Hay soluciones, si se quieren tomar, si hay voluntad drástica de hacerlo. Pero al final, como siempre ocurre en esta sociedad enferma, cada vez más, seguimos como Julio Iglesias, todo sigue igual.  Es una pena amigos, lo siento mucho por los jóvenes y enfermos caídos en esa telaraña, por sus familias y amigos. Pero uno bastante hace con avisarlo.Es que me da rabia decirlo, pero siempre doy en el clavo. No os voy  vivir siempre. Y la verdad, ya empiezo a estar cansado, de avisar y avisar y que los que mandan miren para otro lado. Son muchos años de lucha. 

Un saludo amigos, dedicado a un gran amigo, otro que lucha por los demás, y es como un servidor, un luchador contra el muro de la ignorancia más supina. Ánimo amigo, no hemos hecho más que empezar, nunca desfallezcas, es lo que quieren, la sociedad te necesita más que nunca. A José Manuel Pena de Ribeira y toda su familia. Con todo mi corazón, un saludo en la lucha. Saúde e Terra.

El engaño del juego

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