La Marea, mal ejemplo social

Mientras la oposición clama contra los concejales inplicados en la compra de los pisos, sobre todo a uno de sus acólitos, el cual no cumple con los dictámenes que se marcaban en el pliego de condiciones. Pese a ello se despilfarró el dinero procedente de los impuestos de los coruñeses sin que pase absolutamente nada, lo que lleva aparejado un mal ejemplo social. Los impuestos se pagan y se exige su cobro vía reglamentaria o con el recargo que corresponda, pero los ediles no reparan en la posibilidad de que el contribuyente tenga puntuales problemas económicos. Sin embargo, se toman la libertad de malgastar aquellos impuestos. Lo malo es que jurídicamente existe una laguna de responsabilidad sobre la actuación del cargo que se representa y no ocurre nada en su responsabilidad, están exentos de cualquier explicación y de en qué van a invertir lo recaudado.

En este contexto, hallamos la situación que nos ocupa, pero no es la única. Cualquier inversión que se haga la harán conforme a sus principios, que nada tienen que ver con la ética y la moralidad, sino con el afán de demostrar que son diferentes y toman medidas equivocadas y lo consideran un error, falsa falacia, si uno en su declaración al tesoro público se olvida de algún casillero y se lo salta por mal interpretarlo o no va con uno, no se preocupe, el fisco le enviará una carta amable, con los datos, el recargo y la multa y si se recurre, le dirán que la ignorancia no le exime su responsabilidad.

Pues, bien, en este caso el error que apuntan los concejales Varela y Lema es el mismo antecedente, son responsables de un hecho puntual en su interpretación, mal ejecutada y que ahora disfrazan de error cometido sobre unos bienes que no estaban conforme se había previsto en su adquisición, por tanto no es un error, se trata de una excusa con un mal precedente. Eso quiere decir que lo mismo que se ha hecho ahora, pudo haberse hecho antes o hacerse incluso más tarde, de modo que no es excusa que valga y se sostenga como un ejemplo social.

Ambos ediles tenían que haber sido depuestos de sus cargos. La Marea no lo hizo, las elecciones están a un paso y el pueblo no olvida que esos bienes han sido adquiridos de mala manera con el importe de sus impuestos. Eso es lo que se tiene en cuenta y lo que vale. El alcalde, por su parte, no puede aducir que los concejales cuentan con su confianza y no van a ser relevados de sus funciones.

La Marea, puede presentarse a la siguiente campaña electoral, pero los coruñeses tendrán presente el peso de la balanza en que se sitúa su interés por la sociedad de La Coruña. A estas alturas se ve una ciudad abandonada y con unos ediles que se esconden detrás de un error, cuando es una acción intencionada para adquirir unos bienes no cualificados para hacerlo. Los impuestos de los ciudadanos tienen que ser invertidos de forma seria, formal y eficiente. No valen los errores y si se tienen, los que cayeron en ellos, deben marcharse como ejemplo social.

La Coruña se merece un respeto hacia sus contribuyentes y ser ejemplares en el cometido asignado en el desarrollo de sus funciones.

La Marea, mal ejemplo social

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