Una historia que se repite

La tensión entre el PSOE y el PCE -con sus más y sus menos- se reprodujo entre el PSOE e Izquierda Unida -a veces distantes, otras aliados- y sigue latiendo ahora entre el PSOE y Unidos Podemos. La gran diferencia entre las viejas tensiones entre socialistas y comunistas, y las que ahora hay entre socialistas y podemitas/comunistas, tal vez esté en que en el primer caso estaba claro quiénes eran el grande y el pequeño, mientras que hoy en día está en discusión el propio liderazgo de la izquierda. Por lo demás, todo es bastante normal, ya que no hay peor cuña que la de la misma madera, es decir, no hay peor enemigo que quien ha sido amigo o quien hace cosas muy parecidas. Así sucede en la vida cotidiana y es normal que así suceda en la vida política.
Hay observadores y políticos que quieren resolver este contencioso cuanto antes y de la manera que sea. Para ello, algunos se aferran a las encuestas -a menudo convertidas en armas electorales-, otros hacen simplemente populismo con la cuestión planteada, y tampoco falta quienes explotan las contradicciones de unos y de otros, lo cual siempre es habitual en los eternos debates de la izquierda. ¿Conseguirán sus propósitos? En la España donde triunfa el único animal que avanza sin moverse, según dijo Felipe González refiriéndose a Mariano Rajoy, pudiera ser más útil la prudencia que la prisa, de modo que termine por imponerse aquel viejo dicho atribuido a Fernando VII: vísteme despacio que tengo prisa.
Pero ¿se apresuran lentamente políticos como Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Pedro Sánchez o Susana Díaz y sus ayudantes de la gestora socialista? No lo parece. España lleva casi diez años en crisis, quienes tienen el sueldo asegurado dan la impresión -obviamente falsa- de tener más prisa que los parados, pero la realidad demuestra que aquí no se debate -día y noche- cómo crecer más para tener menos paro -menuda lección le acaba de dar el Nobel Joseph Stiglitz a la derecha y a la izquierda española-, sino que se habla de repartir mejor lo poco que hay -plausible pero insuficiente- y de etiquetas políticas, como si el futuro del país y el de los españoles dependiera de quién está más o menos a la izquierda o más o menos a la derecha. ¿Cuándo se enterarán de que los problemas de la gente se encauzarán cuando el país produzca más y mejor? ¿Realmente es tan complicado de entender y de asumir? Ni siquiera una vez que lo ha dicho alto y claro todo un premio Nobel de economía, progresista para más señas? 

 

Una historia que se repite

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