El cuartel

l anuncio oficial por parte del Ministerio del Interior de la construcción de un nuevo cuartel de la Guardia Civil en Cambados, y por ende en Arousa, es una buena noticia para todos, especialmente porque los distintos gobiernos municipales llevan lustros pidiéndolo. Esta obra conlleva, sin embargo, el cierre de las actuales dependencias del Instituto Armado en Vilagarcía, por cierto, casi ruinosas, y el refuerzo de agentes para el puesto de aduanas que opera en el Puerto y que podría ver mejoradas sus condiciones.
La unificación de los servicios de la Guardia Civil en el futuro cuartel de Cambados parece lógica desde el punto de vista de la optimización de los recursos públicos, teniendo en cuenta que en la última década, para no ir más allá en el tiempo, las inversiones en esta materia han sido insignificantes. Imagino que el Gobierno valoró que construir dos nuevos cuarteles en un radio de diez kilómetros no tenía mucho sentido, sobre todo si los agentes destinados en Vilagarcía desarrollan el grueso de su trabajo en otras localidades. 
Además, de la seguridad ciudadana en la capital arousana se encargan la Policía Nacional y la Policía Local que, por cierto, habría que reforzar de manera urgente tal y como vienen reclamando desde el propio cuerpo desde hace años debido a la falta de efectivos y de medios, que solo suplen con voluntarismo y profesionalidad.
Ahora bien, esta noticia, que no tiene nada de confusa al especificar bien claro que Interior cerrará el actual cuartel de Vilagarcía y unirá el servicio en el de nueva construcción de Cambados, genera cierta zozobra política porque en el mes de abril, en vísperas electorales, se anunció que había una partida económica reservada, con decimales y todo, para levantar la infraestructura en una parcela en Fontecarmoa cedida por Ravella para tal fin.
El gobierno local de Vilagarcía optó por el silencio en un primer momento y reaccionó después solicitando una reunión urgente en Madrid con responsables del Ministerio del Interior para que le aclaren qué sucederá con el cuartel. Las conversaciones cara a cara siempre son más jugosas y pueden determinar compromisos futuros, pero si lo único que se quiere saber es si se cerrrará o no, basta una simple llamada telefónica al responsable de turno que, después de todo, son del mismo partido.
Por tanto, si la decisión de Interior ya está tomada desde enero, aparte de la incomodidad que pueda tener el gobierno vilagarciano por la falta de comunicación, sería más que interesante que la delegación arousana regresara de Madrid con el terreno de O Piñeiriño para uso municipal y con refuerzos para la Policía Nacional que al fin y al cabo son los que se encargan de la seguridad en la ciudad y no la Guardia Civil. 
Estos movimientos no deben desviar la atención de lo importante y es que O Salnés dispondrá, eso sí en el plazo de siete años, de un cuartel de la Guardia Civil adaptado a las necesidades actuales para dar un servicio de calidad a la comarca.

El cuartel

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