FALLOS HUMANOS

Hace unos cuantos años las grandes potencias calificaban de “daños colaterales” los efectos causados por las bombas que, procedentes de aviones de la llamada coalición internacional liderada por Estados Unidos, no daban en el objetivo y provocaban una masacre con víctimas inocentes, la mayoría de ellas civiles, mujeres y niños. Una buena parte de esta justificación banal de la muerte y la destrucción se produjo durante la guerra de Irak, aquella contienda bélica en la que, hasta en dos ocasiones, se nos dijo que era para liberar al mundo de un sátrapa con armamento químico para utilizar a su antojo contra la civilización. Como no podía ser de otra manera, entre daño colateral y objetivo militar, los “aliados” derrocaron al régimen dictatorial de este país, instalaron bases allí, lucharon contra la resistencia y cuando el goteo de vidas occidentales era ya insostenible, se fueron dejando un país fallido y donde el ISIS, desgraciadamente, campa a sus anchas. La escalada belicista continuó más tarde en Afganistán con motivo de brutal atentado contra las torres gemelas de Nueva York, que dejó centenares de muertos que los estadounidenses quisieron vengar a base de misiles contra los talibanes y los terroristas. Hubo despliegue militar sobre el terreno de infinidad de países, entre ellos España, pero con el paso del tiempo los soldados fueron regresando a sus países de origen para que los aviones retomasen los bombardeos, según ellos selectivos. En uno de ellos, en teoría, milimétricamente preparado, una de las bombas cayó en un hospital de Médicos sin Fronteras. En el ataque murieron treinta personas. Como no podía ser de otra manera, la comunidad internacional se echó las manos a la cabeza y, lejos de condenar y de advertir al agresor por lo que había hecho, se limitó a aguardar por la investigación interna que el Ejército americano se comprometía a realizar. Tras las pertinentes disculpas de Barak Obama, faltaría más, el Pentágono abrió la consabida indagación para concluir que la masacre en ese hospital se debió a “un error humano”. Y en un alarde de transparencia, Estados Unidos responsabiliza de ese fallo a un número indeterminado de militares a los que castigará de puertas para adentro, porque tampoco aclaran si el castigo será disciplinario o, por el contrario, se abrirán diligencias penales contra ellos. Lo cierto es que un hospital de Médicos sin Fronteras quedó destrozado por un denominado “error humano”. Al igual que ocurrió con José Couso, no admitirán que esas personas han sido asesinadas y la penitencia quedará en poco más que unas simples disculpas. De hecho, una de las justificaciones esgrimidas es que los integrantes de las tropas especiales que se encargan de señalar los objetivos estaban cansados después de cinco días de intensos combates con los talibanes. Pues eso, ya tienen excusa. Lo siguiente será el ya famoso lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a suceder. Y hasta la próxima bomba.

FALLOS HUMANOS

Te puede interesar