El Sr. Lesnes no debe hacer política

l presidente del Supremo y del Consejo del Poder Judicial tiene en su mano modular los tiempos de su política judicial, pero no la que corresponde a los políticos. Como prueba tenemos la declaración pública de la llamada privada que le hizo el Rey comunicándole su ausencia al acto de entrega de despachos a la nueva promoción de jueces/as que se convirtió en un ataque indirecto contra el Gobierno por no dejar asistir al Rey a la boca del huracán independentista pendiente de la sentencia que se suponía que se daría a conocer contra Torra al mismo tiempo. Como el Rey no fue la supuesta estrategia del Sr. Lesmes se vino a bajo, por eso el acto se convirtió en proclamas políticas tal como vimos. Pues bien, la sentencia no salió este viernes como estaba anunciado, ¿Sería porque el Rey no asistió? Porque si coincidiera el lío estaba armado. Los extremos políticos son dados a provocar actos de fuerza. Por eso hizo bien el Rey en no ir a Barcelona en esta ocasión.
Al día de hoy solo el PSOE es el único partido que está protegiendo la monarquía, porque las derechas lo están utilizando como instrumento político y sectario de sus partidos sabiendo que los de Podemos por muchas proclamas que hagan antimonárquica con sus 35 deputados no tienen nada que hacer para cambiar la Constitución que exige la mayoría de tres quintos de las dos Cámaras cosa que bien saben las derechas. Pero su felonía contra este gobierno les produce amnesia constitucional.
El PP dice que el gobierno vetó ir al Rey a la entrega de despachos a los nuevos jueces para contentar a los independentistas. Al mismo tiempo coincide el Presidente del Supremo Sr. Lesmes con este en los  pronunciamientos políticos por ausencia del Rey. El marco legal de la judicatura es hacer justicia aplicando las leyes para reparar el daño causado pero no es bueno que haga proclamas políticas, bastante tiene con dictar sentencias no distrayéndose en luchas que de eso se encargan los políticos.
Mejor sería que presentaran su dimisión en los órganos judiciales caducados  los plazos de renovación desde 2018 y obligar al gobierno y demás partidos a nombrar nuevos miembros tal como dice la Constitución. Por otra parte la Constitución no dice que el Rey tenga que asistir a actos que organiza el Consejo del Poder Judicial. Son los gobiernos los que convienen con la Zarzuela a donde debe ir el Rey, no la Judicatura. Ya está bien de que sucesivos gobiernos permitieran que el Rey de una monarquía parlamentaria llegara a los últimos escándalos que dañan la institución. Las instituciones no son para beneficio de unos pocos grupos de intereses y aduladores culpables de su deterioro. En democracia los máximos responsables son los primeros que deben cumplir con las normas, para eso hay que hacer renuncias personales. Yo he conocido a cargos públicos que por sus convicciones renunciaron a cargo público quedándose sin trabajo mientras otros tragan con  lo que le  echen. Así hay la corrupción hoy olvidada por la pandemia. 
Según la Constitución el Rey reina pero no gobierna. Pues si los demás presidentes en otras ocasiones han decidido a dónde tenía que ir el Rey, ¿a qué viene tanto lío ahora?
El Presidente del Supremo y del Consejo del Poder Judicial en funciones tienen bastante trabajo para no perder el tiempo en actos para hacernos creer que lo hacen muy bien. Su discurso es obsoleto porque al referirse a la Constitución de Cádiz de 1812, que el Rey vino estando vinculado a poder judicial, mal ejemplo porque fue el Rey Fernando VII (el felón) el que se cargó la constitución más avanzada de Europa, con lo que tal cita da la impresión que ese Rey felón aún sienta doctrina al día de hoy. A pesar de que los distintos Reyes vinieron asistiendo a este acto desde los últimos  veinte años,  no vemos que la justicia haya mejorado la democracia. La separación de poderes está definida en la letra de nuestra Constitución pero no en la práctica.
Pasaron muchas cosas en los últimos 20 años para avergonzarse dando lugar a desconfiar en la no división real de poderes. Parece que hay distintas varas de medir en la justicia.