Si hay que buscar una zona cero en cuanto a la afección del tornado que a primera hora de la mañana del sábado sacudió el litoral barbanzano esa es lugar a dudas Coroso. Si en un primer momento se pudo comprobar en ese lugar de Riveira como más de una veintena de árboles, la mayoría de un diámetro de unos 40 centímetros, fueron arrancados de cuajo y partidos por el tallo, y que uno de ellos cayó sobre la casa de veraneo de Olga Valladares, el domingo se tuvo conocimiento de que las instalaciones del camping situado en las inmediaciones -actualmente se encuentra cerrado- habían sufrido también el azote de la tromba marina. En una primera estimación de los daños se barajan cifras económicas que rondan los 12.000 euros para conseguir que todo vuelva a la normalidad.
El techo del bar se vino abajo por la caída de un árbol y se levantaron el tejado y una claraboya del restaurante
Dentro del recinto hay una veintena de árboles que se vinieron completamente abajo y que quedaron inclinados o partidos por la mitad, ofreciendo una imagen completamente desoladora, más propia de un campo de batalla y que, aparentemente, costará tiempo superar. Un tronco de esos se precipitó sobre el tejado de la parte de un inmueble en el que se ubica el bar, que se vino abajo, tanto la uralita como el falso techo, mientras que el tejado y la claraboya del restaurante fueron levantados o tirados por el tornado. Del mismo modo, uno de los árboles que fueron arrancados de raíz tumbó una de las farolas de la pista polideportiva de dicha instalación.
Tras la inspección efectuada ese día por los propietarios de dicha instalación de hospedaje y responsables de una empresa constructora, Requeixo e Montaña, a primera hora de la mañana de ayer los operarios comenzaron los trabajos de reparación de los desperfectos que se prolongarán durante algunos días. Comenzaron con la reposición de la cubierta del restaurante, sustituyendo las tejas rotas y desplazadas por otras nuevas, así como tapar los agujeros con planchas de uralita proyectada.
Según manifestaron algunas personas que pasaron en la jornada del domingo por ese lugar, afortunadamente, el camping estaba cerrado y no había nadie hospedado ni en autocaravanas, ni en roulottes, ni en tiendas de campaña, pues de lo contrario ahora se podría estar hablando de alguna desgracia personal.