El rianxeiro José Enrique Abuín Gey, alias “O Chiclé”, pudo haber lastrado en dos ocasiones, tras un intento errado, el cuerpo de Diana Quer para hundirlo en el agua del pozo de la nave abandonada de Asados en el que en la madrugada del 31 de diciembre de 2017 fue localizado el cadáver de la malograda joven madrileña. A esa conclusión llegó ayer uno de los agentes del servicio de Criminalística de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña al prestar testimonio en el juicio por el crimen de la joven madrileña. Este miembro de la Benemérita refirió que, además de los dos bloques de cerámica de color marrón con los que el acusado lastró el cadáver ayudándose de un cable para la transmisión de datos por red, cortado en sus dos extremos con un cuchillo, con el que rodeó la cadera y que pasó por las axilas de la joven, en el fondo del pozo había otros dos bloques de similares características, aunque estos últimos estaban enganchados con cable eléctrico normal, mucho más endeble que el otro, por lo que sospecha que se pudo haber soltado.
Este agente, que junto a un compañero realizó la inspección ocular del levantamiento del cadáver, que incluyó la toma de fotografías de la escena y de los objetos extraídos del pozo, así como de referenciarlos, precisó que la robustez y la disposición con dos asas del cable que apareció enganchado al cuerpo de Diana le permitió al acusado tener control sobre el peso de los dos bloques para soltarlos en el interior del aljibe de la antigua fábrica de gaseosas, reconvertida en mueblería hasta su cierre. Esta sospecha es la que podría apoyar la creencia de que, tal y como ya apuntó este periódico en su momento, tras arrojar el cuerpo al pozo en la madrugada del 22 de agosto de 2016, “O Chiclé” regresó 11 días después a supervisar el estado del cadáver y, al encontrarlo flotando, decidió ser más concienzudo a la hora de lastrarlo. Enrique Abuín ofreció una versión en la que indicó que sólo lo hizo una vez y que enganchó los bloques de adobe a un cable de red que arrancó de unas vigas que había en ese sótano, algo que se contradice con lo relatado por esos dos guardias civiles, pues precisaron que no encontraron nada de eso en los 400 metros de superficie del mismo. Uno de esos agentes dijo que localizaron en una inspección posterior, realizada el 11 de enero de 2018, cable de red en las oficinas del primer piso, pero que no se encontró continuidad ni correlación en la numeración entre ese y el hallado en los bloques, pues difiere en unos 3.000 metros.