Los dueños del negocio familiar riveirense Dulces A Maricola engordaron ayer mucho, pero no lo hicieron por atiborrarse de pasteles, sino de felicidad al recibir de manos de la delegada territorial de la Xunta, Belén do Campo, y del alcalde, Manuel Ruiz, un diploma conmemorativo por ser uno de los establecimientos más longevos del centro comercial abierto Viamare. La empresa funciona tal cual desde 1979, pero ya la puso en marcha hace un siglo la abuela de la propietaria que ya vendía roscas, bizcochos y brazos de gitana por encargo para bodas, bautizos y comuniones. Durante estos días se le dedica “a semana do teu comercio”, puesta en marcha por la Consellería de Economía. Ruiz dijo que lo que más recordaba de esta pastelería era que con sus productos le pasaba como con las pipas: “me costa empezar, pero logo non o podo deixar”.