Fran Moreno Franco es conocido en los círculos del mundo porno como “Franck Franco” y con estas mismas letras da nombre a su página web www.franckfranco.com donde relata su día a día en el mundo del porno. Nacido en Vilaxoán hace 28 años y estudiante en su día de las Filipenses nada hacía pensar que el joven acabaría compartiendo listas de éxitos con nombres tan reconocidos como Nacho Vidal o Rocco Siffredi. Vive en Sitges (Cataluña), pero su acento, su familia y sus amigos están a orillas de la Ría de Arousa.
¿Cómo llega un chico normal de Vilaxoán a convertirse en actor porno?
Empecé en este mundo hace unos tres años. Mi primo era actor y empecé ayudándole en algunas cuestiones detrás de la cámara. Eso solo fue al principio. Un mes después ya estaba actuando y descubrí que era un mundo que me gustaba muchísimo. Puede decirse que empezó como un juego y que acabó convirtiéndose en un trabajo
Y llegar a casa y decir que uno es actor porno no debe sentar muy bien a la familia...
Creo que mi padre lo veía venir porque ya teníamos a mi primo en el “mundillo”. Él quería que sacara unos estudios, pero al final la vida me puso en otro sitio. A mi familia de Vilaxoán, a mi abuela o a mis primos todavía se lo oculté durante bastante tiempo.
El porno es un mundo que se conoce en la pantalla, pero pocos saben como funciona por detrás...
Es una industria muy potente, pero lo cierto es que en España hay muy pocos actores masculinos profesionales en este sector. Seremos alrededor de 20. Cotizamos a la seguridad social en el régimen de autónomo y se nos tipifica como artistas, dado que no existe la nomenclatura específica para el porno. Afortunadamente vamos ganando unas “pelillas”. En estos momentos trabajo para tres productoras y, aparte de en el mercado español y Latinoamericano también me empiezan a conocer en Estados Unidos.
Vamos, todo un éxito...
(Risas) No me puedo quejar. Aparezco en listas al lado de Nacho Vidal o Rocco Siffredi y he trabajado con chicas internacionales de primer nivel.
¿Ha evolucionado el porno con los años?
Sí, claro. Ahora mismo estoy haciendo una serie de porno para mujeres. Esto implica que aparte del sexo machista que muchas veces se ven en las películas más conocidas existe una historia más potente detrás. En este film tengo una novia y existe una trama. Hay que trabajarse mucho el personaje.
Un trabajo duro y de muchas horas...
Hay rodajes que pueden llevar quince horas seguidas. De sexo pueden ser 4 o 5 horas y estas se hacen al principio. Hay otros rodajes que son de 3 o 4 horas y el sexo es de unos 50 minutos. Todo depende. Aparte hay que mantenerse en buena forma física para que, al final del rodaje, no se te vea cara de cansado. Todos saben que en este mundo sin erección no hay trabajo. Yo me cuido. Voy al gimnasio y tengo una buena alimentación. Digamos que estoy sano (risas). La propia industria del porno te obliga a realizar analíticas cada quince días. Los controles sanitarios son tremendos.
¿Puede un actor porno separar el placer del trabajo?
Para mí el trabajo es placer. Cuando voy a hacer algún rodaje me meto en el personaje que marca el guión y entonces disfruto de lo que estoy haciendo. Antes del rodaje intento meditar. La concentración es fundamental para que todo salga bien.
¿Y tus parejas como lo llevan?
Buf, es muy complicado tener una relación estable y seria con este trabajo. De hecho casi ningún actor porno está casado. Llega un momento en que este trabajo acaba afectando. Es curioso porque soy un chico normal. Reconozco que muchas veces para ligar digo que soy mecánico (Risas).
Para zanjar la eterna polémica... ¿El tamaño importa?
(Risas) Importó mucho más hace algunos años. Ahora el público busca penes mucho más realistas. El mío mide 18 centímetros, no es nada descabellado comparándolo con el de Nacho Vidal, por ejemplo. Digamos que empieza a verse más en la pantalla gente “de la calle”.