Mientras la Policía Nacional ribeirense continuaba ayer con las investigaciones y toma de declaraciones a testigos de la agresión con apuñalamiento sufrida a las cuatro de la madrugada del domingo por un vecino de la Rúa Romero Ortiz, que podrían derivar en próximas detenciones, los vecinos de esa zona del casco urbano de Santa Uxía volvieron a alertar de los problemas y la conflictividad existentes, que aseguran se han agravado, temiendo que ocurra una tragedia. Algunos advierten que la erradicación del que se hizo en llamar “supermercado de la droga” en la céntrica Rúa Linares Rivas ha provocado que en el barrio de O Pombal haya ahora un mayor y preocupante trasiego de vendedores y consumidores de sustancias estupefacientes.
Una vecina que lleva toda la vida residiendo en esa zona, pero que, al igual que otros residentes, dice tener miedo a dar su nombre por temor a represalias, resumió en una corta frase el sentir generalizado: “estamos vendidos”. Fue ella la que contactó con el Concello para solicitar el arreglo de una farola averiada junto su casa, pues precisó que ello le causaba inseguridad, y ayer por la mañana acudieron operarios a repararla. Otros residentes incluso indican que tienen miedo a que les hagan daño o les roben y que incluso van a tirar la basura a contenedores que están más alejados de sus domicilios para evitar acercarse a los toxicómanos. Y advierten de los ruidos por golpes que escuchan sobre todo por la noche y que proceden de viviendas en las que indican que tienen sospechas de trapicheo.
“Todo o mundo sabe o que pasa aí, pero ninguén move un dedo”, dice un vecino del barrio de O Pombal, y se pregunta por lo que tiene que pasar para que se actúe con contundencia y poner fin a los problemas. El mismo reconoció que recurrió hasta en cuatro ocasiones a una página web de la Policía Nacional para denunciar a través de un enlace la comisión de delitos de tráfico de drogas, pero detalla que sólo le respondieron una vez para indicarle que pasarían las patrullas con mayor frecuencia por el lugar.
Pese a ello y a que ven pasar de vez en cuanto a coches patrulla de la comisaría, los vecinos aseguran que resulta insuficiente y se preguntan “que ten que pasar para que se tomen en serio as nosas queixas”. Indicaron que en el caso de la última víctima de agresión por una posible venganza o ajuste de cuentas, “se mascó la tragedia al apuñalarlo, pero también le golpearon en la cara, que le quedó muy hinchada, y presentaba cortes en las manos, posiblemente de tipo defensivo, para hacer frente a los que trataban de agredirle con arma blanca. l