Sálvora, la isla de la Ría de Arousa que guarda entre sus piedras el secreto de la fertilidad

Cuenta la leyenda que aquellas mujeres con problemas de fertilidad que bebían de la fuente de Sálvora, bautizada como “a da saúde e da forza” engrendraban descendencia al poco tiempo. Su agua era milagrosa no solo para los lugareños, sino también para aquellos que año tras año visitan la isla como uno de los referentes turísticos de la Ría de Arousa. La falta de lluvias ha motivado que a día de hoy esa fuente esté sin agua y que aquellos que visitan Sálvora no puedan disfrutar, al menos de momento, de su caudal. La de este elemento no es más que una de las miles de historias que se esconden en los diferentes rincones de la isla arousana. En ella pueden disfrutarse los restos de una antigua villa romana, los de una “telleira” absolutamente intacta por dentro, los de un lavadero y los de una aldea que ha sido recuperada en los últimos años por los jóvenes de Amicos después de que el temporal del invierno de 2006 la devastara por completo.
El arquitecto César Portela es el que pone el cuño a un proyecto del que Parques Nacionales se siente especialmente orgulloso. “Es un proyecto precioso, encaminado a recuperar la aldea y a reconvertirla para darle usos diferentes, explica el director de Parques, José Antonio Fernández Bouzas.

La huella del Santa Isabel
La de Sálvora es una biografía escrita a golpes de viento y mar entre sus piedras. Muy cerca de su costa naufragó en el año 1921 el Santa Isabel, un accidente que le costó la vida a casi 300 personas. De ese trágico suceso se conserva en la isla una importante huella, dado que hace unos años que los hórreos recuperados de Sálvora llevan el nombre de las conocidas como “heroínas del Santa Isabel”, las mujeres que mostraron un arrojo especial en el trágido siniestro. La conocida como “Figueira dos mortos” es otro de los enclaves ligados para siempre al Santa Isabel.
    Pese a lo idílico del paisaje vivir en Sálvora no era fácil. En la isla llegaron a habitar un total de 24 familias que vivían fundamentalmente de la tierra y del mar. Agricultores y ganaderos que trabajaban para el que fue el dueño de la isla durante años, el Marqués de Revilla. Era este el que pretendía convertir la isla en un enclave económico necesario para abastecer al ejército a cuenta de sus gentes. De hecho está documentado que en Sálvora llegaron a criarse hasta 500 cabezas de animales de carga al año, el mayor suministro de toda España en aquella época. Era, según señala Fernández Bouzas, una “vida abnegada y dirigida por el señor”.
Puerta de entrada
Fue en los años 70 cuando la idiosincrasia propia de Sálvora empezó a diluirse con la marcha de los habitantes que quedaban. Algunos todavía viven, afincados fundamentalmente en Ribeira. En el año 2007 la isla arousana pasaba a manos públicas después de ser vendida por Caixa Galicia, propiedad en aquel momento de todo el conglomerado, por 8,5 millones de euros. Hoy es propiedad de Costas del Estado, pero con una gestión muy estrecha con Parques que trabaja día a día para reconvertir Sálvora en uno de los espacios turísticos más deseados. Por lo de pronto en lo que va de año más de 11 visitantes han pisado este enclave en el que solo se escucha el sonido de las olas y donde la calma esconde historia y leyenda. l

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