En tiempos de zumba, donde el baile y la práctica de ejercicio para llevar una vida saludable están de moda, hay un aula en Vilagarcía donde se ofrece la misma posibilidad pero realizando un viaje más relajado a través de la cultura de otros países. Se trata de un taller organizado por la asociación Pésdebarro que ha conseguido que en la Casa da Xuventude de Vilagarcía quepan todos los bailes del mundo y es apto para todos los físicos y para cualquiera con más de 10 años. “No quiero que la gente se vaya machacada, ni bailarines perfectos, simplemente que disfruten, hagan ejercicio –aquí se suda como en el gimnasio– y que conozcan la cultura de otros países”. De hecho, ha llegado a tener alumnos de 80 años de edad y este año ha traspasado fronteras con alumnos de más allá de los límites de la ciudad, de Rois en concreto.
Así lo explica Rocío García. Ella es la profesora de los mil bailes, la que durante una hora y media enseña a los participantes a dar los primeros pasos de danzas italianas o bretonas que “son bastante sencillos”. Con todo, dos o tres veces al año realizan monográficos intensivos con profesores de “nivel” y con un precio super reducido.
De ahí los aprendices pueden dar el salto a Hawai o a Japón y pasar por el vals, la mazurca polaca o quedarse durante unos minutos en España y recorrer Cataluña o el País Vasco y si un alumno tiene la oportunidad de viajar a Grecia y se encuentra una rueda de danza griega, podrá entrar en ella sin temor al ridículo.
Con todo, García insistió en que no hay un nivel de exigencia y como ejemplo puso el caso de alumnas profesoras que luego trasladan lo aprendido en los festivales de fin de cursos de sus alumnos. Además, todo aquel interesado puede comprobarlo por sí mismo porque la primera clase es gratis y el plazo de matrícula nunca cierra en el correo pesdebarro@hotmail.com o en el número 692 646 068. Entrar más tarde tampoco es un problema porque la base de muchos bailes es similar y la profesora hace repeticiones para que el alumnado vaya interiorizando las danzas, pero también por petición popular “aunque son todos muy bonitos” y los alumnos no podrían quedarse con uno solo. n