Detrás de la colocación de banderas en edificios y eventos hay todo un protocolo que determina su posición en función de quién es el anfitrión, de si hablamos de una comunidad autónoma o de un país, el número de emblemas (si es par o impar), etc. Sin embargo, se trata de una cuestión que casi siempre pasa desapercibida para la ciudadanía, al igual que la colocación de las mismas. De hecho, en el recinto ferial de Fexdega sucede que habitualmente algunas se colocan al revés y, aunque se ha repetido en varias ocasiones y con diferentes naciones, parece que no se le pone solución. El asunto incluso ha llegado a oídos del gobierno local por las responsabilidades que pudiera tener en su instalación y porque un aficionado de Vilagarcía a la vexilología, el estudio de las banderas en todo sus ámbitos, se puso en contacto hace una semana con un concejal para informarle.
A este ciudadano le parece que Vilagarcía ofrecería una muy mala imagen y de dejadez si, por ejemplo, un ciudadano de los países afectados visita estos días la capital arousana con motivo de la Semana Santa y se encuentra su insignia mal colocada. Tampoco entiende cómo puede suceder con algunas de las más clásicas como la de Alemania, que en una feria de hace meses lucía al revés, es decir, amarillo, rojo y negro, por este orden. También pasó con la de Holanda que parecía la antigua Yugoslavia (azul, blanco y rojo). Ambas ondearon correctamente en el siguiente evento, pero actualmente el fallo se ha trasladado a las de Rusia y Lituania, y el problema es el mismo, están al revés.
En otros tiempos colocar una bandera de esta manera servía para enviar un mensaje de rendición e incluso como petición de auxilio.