El parricida de Moraña, David Oubel, puso de acuerdo a defensa, fiscal y acusación particular. Las tres partes defendieron la misma tesis en un juicio que queda hoy a la espera de que el jurado popular adopte una decisión. La confesión del acusado, que asumió el escrito del ministerio público durante su única intervención, al inicio del juicio (ayer no quiso hablar), dejó poco margen de maniobra a su abogado..
Durante la fase de conclusiones la defensa se limitó a solicitar al jurado popular que dictase un veredicto acorde con el reconocimiento de los hechos, la petición de perdón y el arrepentimiento. Sin embargo, la asunción del relato del fiscal deja vía libre a la aplicación de la prisión permanente revisable. Así lo constató el propio representante del ministerio público, Alejandro Pazos, al término de la sesión, al asegurar que “la única pena que cabe” en un delito de asesinato de menores de 16 años con alevosía es la prisión permanente revisable, tal y como establece el artículo 140.1 del Código Penal. “Cuando el acusado reconoce los hechos tampoco merece la pena un discurso vago y vacío”, dijo Pazos en relación a la actuación del abogado del parricida. “La defensa no podía hacer otra cosa con las pruebas y el reconocimiento de culpa”, aseguró el letrado de la acusación particular, Valentín Vallejo, que retiró de sus conclusiones el agravante de ensañamiento porque “no hubo” en este caso, dijo.
1 Rasgos narcisistas y un perfil psicópata
Los psiquiatras que evaluaron a David Oubel apreciaron en su personalidad rasgos narcisistas tendentes a un perfil psicópata. Destacaron durante el juicio su total falta de empatía y frialdad manifiesta ante la muerte de sus hijas. “No había angustia ni llanto”, declaró uno de los peritos. Una actitud que, explicaron, también percibieron los psiquiatras y psicólogos que lo atendieron antes del crimen. De hecho, revelaron que Oubel incluso llegó a enfrentarse a una médico de atención primaria que no quería dar continuidad a su baja laboral. Los peritos también destacaron la premeditación del crimen, al incidir en la que “se escribe una carta en la que explica lo que va a ocurrir”.
2 Amnesia “en función de sus necesidades”
Oubel incluso llegó a alegar amnesia en los días posteriores a su detención. Algo que rechazan, de forma clara, los expertos, que aseguran que el parricida de Moraña no cumple con los requisitos emocionales (“estaba muy tranquilo”) ni biológicos, ya que respondía a todos los estímulos. Además, cayó en algunas contradicciones, al asegurar que su último recuerdo era la fiesta del fin de semana mientras que, justo después del crimen, en Urgencias, declaró haber tomado pastillas con “detalles muy concretos”. “La amnesia se mueve en función de sus necesidades”, declararon los psiquiatras, que destacaron que no observaron en Oubel rasgo alguno de arrepentimiento.
Las médicos que atendieron al acusado en la cárcel de León declararon que David Oubel “no tiene ninguna alteración. Sabe lo que va a hacer y se prepara para ello”. La premeditación es otro de los rasgos sobre los que incidieron los expertos.
3 Las niñas no tuvieron posibilidad de sobrevivir
Los forenses que intervinieron ante la sala dejaron claro que Amaia y Candela no tuvieron “ninguna posibilidad de supervivencia inmediata”. Las lesiones, que se produjeron muy probablemente con la sierra radial y el cuchillo, le causaron lesiones en el hipotálamo, la tráquea, la faringe, el esófago y las cervicales “incompatibles con la vida”. La niña mayor apareció boca abajo, atada con cinta americana pero con uno de sus brazos suelto. En sus muñecas se apreciaron señales de lucha. Al contrario que la pequeña, a la que encontraron boca arriba, por lo que se deduce que murió frente a frente al agresor. A Amaia le hicieron más efecto los relajantes que ingirió por vía oral, y que se encontraron en una botella de agua, que a su hermana mayor. Los expertos lo explican en base al peso y al volumen de las niñas, pero también inciden en que “no sabemos cuánto bebió cada una”.
4 Un juicio largo para evitar la más mínima duda
El fiscal reconoció en sus conclusiones que el juicio había sido más largo de lo previsto teniendo en cuenta el testimonio de Oubel, pero aseguró que si no renunció a los testigos fue para que “no exista la más razonable duda de la plena culpabilidad” del acusado, no solo porque él reconoció los hechos, sino por las pruebas periciales y testificales con un “claro contenido incriminatorio”. Pazos retiró de sus conclusiones la que hacía alusión al artículo 140.2 del Código Penal, ya que no procede aplicarlo al hacer referencia a más de dos asesinatos. l