“Casapo”, la historia del remo

“Casapo”, la historia del remo
2015-02-13 01:00:00

 

José Antonio Álvarez Padín, al que todo el mundo conoce con el apodo familiar “Casapo” que le viene del abuelo materno, cumplió el viernes pasado (día 6) 50 años. Hasta ahí todo normal. Seguro que no es el único. Pero “Casapo” tiene algo de especial. Y es que tener 50 años y seguir remando al máximo nivel no está al alcance de muchos. Realmente está solo al alcance de este portento físico que lleva la friolera de 33 años en el remo. Empezó con 17 y lo más llamativo es que solo descansó un año, en 2003. Ni cuando estuvo en la Mili paró.
En 2002 había competido con Mecos porque Amegrove no iba a sacar trainera (luego lo hizo conjuntamente con Rianxo). Ese fue el único año que “Casapo” remó fuera de su club. Y ofertas no le faltaron para marcharse al Cantábrico, donde le ofrecían mucho dinero, pero lo suyo fue siempre remar en casa, al lado de los suyos. “Ofrecéronme 150.000 pesetas máis traballo polas mañáns e un piso, pero nin me planteei marchar”, y eso que en Amegrove solo cobraban los premios de las regatas. Pero es que “Casapo” nunca se movió por dinero. Lo suyo es auténtica vocación por el remo. De otro modo no se explicaría que aún siga con 50 años y que aún no piense en la retirada. “Nunca me planteei deixalo. Gústame remar. Non sei o tempo que seguirei pero por agora atópome ben”.
Su longevidad deportiva se debe a su pasión pero también a su estilo de vida. Y es que “Casapo” nunca ha fumado y casi se puede decir que nunca ha probado una gota de alcohol. “Creo que en toda a miña vida bebería como uns sete ou oito litros de cervexa e o único viño que bebo é o que lle bota a miña muller ás comidas”.
Precisamente su mujer también ha tenido mucho que ver en todo. Y es que sin su comprensión sería difícil imaginarse a “Casapo” aún remando. Él lo explica perfectamente en dos anécdotas clarificadoras. “O día da miña voda levanteime no medio do banquete para ir remar a unha regata. Xa non comín moito para non estar moi pesado (se ríe)”. Y la otra anécdota es más actual y tiene que ver con su posible retirada. “A miña muller sempre me preguntaba cando ía deixar de remar e eu contestáballe que para o ano. Pero chegaba o outro ano e eu seguía remando. Cansouse de preguntar e agora xa non me di nada”.

historia de amegrove
La vida de “Casapo” va directamente ligada a la de Amegrove. Son casi la misma historia. Empezó con 17 años justo cuando el club solo tenía un año de vida. “Empecei por un compañeiro. Daquela o club estaba nun baixo cerca da ponte da Toxa e despois pasamos para o Campo de Don Paco antes de ir para a cooperativa, donde está agora”.

la evolución del remo
Ha vivido como nadie la evolución del remo. Un remo muy diferente aquel de los ochenta con el de ahora. “Empecei con barcos  e remos de madeira, agora todo é de fibra de carbono. E antes remábase dun xeito máis bruto, non había control. Agora todo está máis preparado e programado”.
Aquellos eran otros tiempos. En los que algunos salían en la trainera con la cajetilla de tabaco en el calcetín o tiempos en los que se dejaban las sardinas asando en las brasas mientras iban a entrenar y a la vuelta recuperan fuerzas con el suculento manjar.
“Casapo” es el abuelo de Amegrove y del remo. Así lo llaman algunos compañeros de equipo. El más joven tiene 19 años. Pero él los trata a todos por igual, “póñome á súa altura” y entiende que “hai tempo para o cachondeo e para ser serio” y sobre todo remarca la humildad, la que le viene de familia y de su trabajo en la construcción.
Por su experiencia le sirve también de apoyo a los entrenadores, aunque él nunca se planteó serlo “porque traballo de albañil e non teño tempo”. Diego Portela destaca que “sabe moito dentro do barco”, aunque a veces reconoce que es un poco pesado con las correcciones.
Aunque pesado o no, lo que es  para todos “Casapo” es un ejemplo de vida. De una vida dedicada al deporte. Le gustaba también el fútbol, pero lo suyo ha sido y es el remo. Con 50 años le sigue dedicando un par de horas de media durante casi todos los días. Su cuerpo y su menten siguen preparados para ello. Los ha cuidado toda su vida. Aunque algo de genética también debe haber. Su hija es Gabriela Álvarez, una gran piragüista que consiguió triunfos importantes pero que, al contrario que su padre, se aburrió del deporte. Y su hijo juega al fútbol.

a por el título
“Casapo” ha conseguido muchos triunfos a lo largo de su carrera deportiva, pero no se conforma. Quiere más. Y este año lo que quiere es ganar la Liga Gallega de Traineras. No está Samertolameu y cree que deben ser ambiciosos. “Temos un equipo similar ó do ano pasado e estamos levando unha preparación máis tranquila para aguantar ben toda a tempada”.

“Casapo”, la historia del remo

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