El acusado de matar a sus dos hijas en Moraña, David Oubel Renedo, asumió ayer, en la primera sesión del juicio contra él, todos los hechos que le atribuye el Ministerio Público, incluidos los informes psiquiátricos que ratifican que no padece, ni padecía en el momento de los hechos, trastorno psiquiátrico alguno. Oubel, que respondió a las preguntas de Fiscalía y acusación particular, ya que la defensa rehusó preguntar, ofreció como única explicación que “en situaciones límites a veces se toman decisiones de las que hoy en día me arrepiento y pido perdón”. El acusado aseguró comprender la opinión de los profesionales sobre su estado mental y dijo que lo “aceptaba”. Lo dijo justo después de que su abogado se dirigiese al jurado popular para pedirles que prestasen atención únicamente a lo que se diga a lo largo del juicio y, en especial, a la declaración del acusado. Lo único que no admitió el parricida de Moraña es el ensañamiento que le atribuye la acusación particular y que su abogado rechazó.
1 Selló las cerraduras y bloqueó el portalón
A continuación, el juicio se centró en analizar la actitud de Oubel, que uno de los guardias civiles que lo detuvo calificó de “altiva”, durante los hechos y también en los días previos.
Cruciales fueron las declaraciones de su prima, el marido de esta, y su hijo y ahijado del acusado, que fueron los primeros en llegar a la casa donde se produjo el brutal crimen tras recibir una carta certificada del acusado en la que se despedía y advertía de que iba a hacer algo terrible.
“Ponía cosas que no son normal en él”, aseguró su prima, que tras recibir la carta del acusado se desplazó desde Vilagarcía, donde reside, a la casa de O Casal (en Moraña), junto a su marido y su hijo. Por el camino, se puso en contacto con Oubel, que le cogió a la segunda llamada. “La primera parte está hecha o algo así me dijo”, declaró la mujer ante la Audiencia. Los tres familiares de Oubel detallaron que al llegar a la casa se encontraron con las cerraduras selladas, por lo que no pudieron abrir ni la puerta ni el portalón pese a que tenían llaves. Además, un coche pegado a la entrada a la finca bloqueaba todavía más el paso. Por ello, optaron por saltar un muro y tirar abajo la puerta de la vivienda, lo que consiguió el joven con “tres patadas”, según explicó su padre.
2 Su ahijado descubrió los cuerpos de las pequeñas
Una vez dentro subieron a la primera planta y fue el ahijado del acusado el primero en encontrarse con el cuerpo sin vida de una de las niñas. “Yo escuché a mi hijo gritar”, explicó su madre. Su padre incidió en que al llegar a la finca no trataron de contactar con el acusado ya que “se oía una música altísima”.
“Entré en una habitación y vi una manta. La destapé y allí estaba la pequeña. Luego fui a otra habitación y entre las dos camas estaba Candela”, relató el ahijado del acusado, que también vio en el segundo dormitorio “una herramienta de construcción”, es decir, la sierra radial con la que Oubel reconoció haber matado a las niñas., de 9 y 4 años de edad.
3 Dos cartas certificadas y dos notas en la cocina
Fue el marido de la prima de Oubel el que hizo otro descubrimiento una vez dentro de la casa. “Fui a la cocina a buscar un vaso de agua y había dos notas encima de la mesa, con el mismo tipo de hoja que la carta que recibió mi mujer”. La otra carta certificada fue para el hombre con el que Oubel mantenía entonces una relación sentimental y que ayer también declaró ante la Audiencia. “Se despedía y me daba las gracias por el tiempo que habíamos estado juntos y me regalaba los perros”, explicó. La carta a su prima también iba acompañada de las llaves de su coche, que dejaba para su ahijado.
4 Un padre “normal” que dio una fiesta días antes
Los tres familiares habían estado una semana antes en una fiesta que el acusado y su pareja habían dado en el chalet donde tuvo lugar el crimen, y señalaron que vieron “bien” a Oubel, que tras la separación necesitó apoyo psicológico y desde entonces tenía altibajos. "Tenía una relación estupenda y maravillosa con sus hijas", declaró su prima. l