Estos días no se habla casi de otro tema en Aguiño que del naufragio de la embarcación “Sefi G” del pasado lunes en las proximidades del islote Insuabela y que se saldó con un herido por hipotermia, el marinero riveirense Juan José Bermúdez Romay “Pateño”, y la desaparición de su compañero, Jacobo Hernández Rego. Al dar un paseo por el puerto y sus cercanías, no resulta difícil encontrarse a expertos pescadores dando su versión sobre el paradero de este último. Sin ánimo de contradecir lo que determinaron los simuladores de corrientes, todos coinciden en señalar que el mar “se tragó” a ese muchacho de 25 años. Aunque por el momento se trata sólo de elucubraciones, hay quien dice que esos avezados profesionales son los que mejor conocen como es la zona de O Carreiro y el comportamiento del mar.
Estos pescadores aguiñenses apuntan que en el momento en que una ola de ocho metros de altura golpeó el barco por la proa y lo hizo volcar se producía uno de los dos vaciados diarios de la ría arousana y que estos siempre son por la zona de O Carreiro y que, por esa razón, es por lo que creen que el mar lo echó fuera de ella. Además, apuntan que junto a que el suceso se produjo en la desembocadura y a que las condiciones en la zona eran adversas -mar de fondo-, la gran cantidad de lluvia caída en los últimos días hizo que en la superficie hubiera mucha agua dulce “que leva moita forza”. Y añaden que todo ello, unido al hecho de que esa gran corriente de agua discurre por una espacio tan estrecho, hace que “leve moito xurro, moita rabia”. Tras leer en este periódico la entrevista realizada al superviviente del naufragio, están convencidos que el joven desaparecido murió ahogado y que, posiblemente, se fue al fondo del mar y que lo devolverá cuando pasen nueve días desde que se registró el trágico accidente.
El propio patrón mayor de la Cofradía aguiñense, José Manuel Oujo, ratificó todas esas palabras. Sin descartar cualquier otra hipótesis, como que quedase enganchado en algunos bajos o piedras, añadió que a partir de ahora el pescador desaparecido puede aflorar por cualquier lugar, “pois o mar traballa moito”. También coincide en las pocas posibilidades de encontrarlo con vida, incidiendo en que se pudo ir al fondo después de quedar fatigado por el gran esfuerzo que tuvo que hacer para nadar contracorriente y de luchar con un mar embravecido, además de la hipotermia que le pudo causar la baja temperatura del agua.
BÚSQUEDA
En relación al tercer día de rastreo del marinero desaparecido no hubo novedades. Los buzos de los GEAS y de Salvamento Marítimo siguen sin poder sumergirse en la zona del naufragio por las malas condiciones del mar que, aunque a primera hora de la mañana eran mejores que el martes -la situación empeoró al mediodía-, no invitaban a la confianza, “de mar encontrado, con vento do sur e correntes do oeste, que fixeron que a mar se picase”, indicaron fuentes de la búsqueda. Aunque las esperanzas por encontrarlo se desvanecen, no por ello se desiste en el rastreo e incluso se amplía el radio de actuación. Ayer se volvieron a movilizar la embarcación Salvamar Sargadelos, el remolcador “María Pita”, el buque Irmáns García Nodal” y la lancha “Marte” de la Cruz Roja de Riveira para rastrear zonas concretas.
La primera, por su mayor maniobrabilidad, buscó desde el lugar del naufragio hacia dentro de la ría unas 4,5 millas y también dio la vuelta por Sálvora; el segundo peinó desde el la isla Vionta hacia los bajos Esqueiros y la punta de San Vicente; y la tercera se centró en el cuadrante entre Vionta hacia la isla de Rúa, Riveira y la mitad de la ría.
Ayer regresó por la mañana el helicóptero Helimer 215, que volvió a sobrevolar la zona de días previos e incluso por Couso. También volvieron a participar en la búsqueda por tierra agentes de la Policía Local de Riveira, entre Castiñeiras y el muelle fenicio de Aguiño, así como voluntarios de la agrupación de Protección Civil por ese entorno.