Los forenses contradicen la versión de Ferro sobre cómo se ejecutó el asesinato

Los forenses contradicen la versión de Ferro sobre cómo se ejecutó el asesinato
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A Enrique Monteagudo Caldas lo atacaron por la espalda y de forma “sorpresiva”. No le dieron opción a defenderse. Los forenses que realizaron la autopsia al cadáver de “Lucho” (uno de ellos también participó en el levantamiento del cuerpo) explicaron ayer cómo fueron los últimos segundos de vida del morañés. Se ayudaron de fotografías, advirtiendo que eran “muy duras”. En ellas se mostraban las heridas de la víctima, imágenes que impactaron a algunos de los miembros del jurado, que apartaban la vista o se cubrían parte del rostro con las manos. Según los forenses, “Lucho” murió entre las 16 y las 23 horas del 22 de julio de 2010 utilizándose para asesinarlo dos instrumentos diferentes: un arma afilada y cortante y un objeto contundente. El cuerpo presentaba dos cortes en el cuello “que no afectaron a ningún órgano vital” y, por tanto, “no resultaron mortales”. Estos cortes estaban rodeados de otras pequeñas heridas hechas “con el cuerpo en movimiento”. Los expertos en medicina legal creen que este fue el primer ataque que sufrió “Lucho” y, a continuación, vendrían los golpes con el objeto contundente. Uno en la región lateral izquierda del cuello que tampoco fue mortal pero que le provocó a Enrique “una pérdida de consciencia o desvanecimiento. Le impidió defenderse”. La agresión letal afectó al lado izquierdo de la cabeza. “Hubo un estallido del cráneo”, que se rompió “como si fuera una nuez”, causándole la muerte “de inmediato. Es una herida incompatible con la vida”.
Las conclusiones de los forenses contradicen la versión ofrecida en la primera sesión del juicio por el único de los cuatro acusados que reconoce que presenció el crimen, el cuntiense Adrián Ferro. Este aseveró que, acompañado por los otros tres acusados (Borja Coucheiro, Héctor Vázquez y Jesús Piñeiro) acudieron a A Pontenova, donde Borja y el fallecido Enrique habría iniciado una discusión. Según su relato, Jesús (conocido como “Chicho”) sacó una barra de hierro de la espalda y asestó dos golpes a la víctima, que cayó al suelo. Por indicaciones de Coucheiro, Héctor habría rematado después a “Lucho” cortándole el cuello.
La impresión de los forenses es que en el asesinato tuvieron que participar, “como mínimo, dos personas (versión coincidente con la de la Guardia Civil), ya que todas las lesiones se produjeron en muy corto espacio de tiempo y con dos instrumentos diferentes”. Sobre el objeto contundente explicaron que sería tubular, alargado y estrecho, sin poder precisar el material. Aunque tendría “cierto peso”. La madera o la cerámica las consideraron “improbables” ya que “podrían romperse” durante la agresión. De entre los objetos y herramientas de hierro hallados en un registro en la caravana de Jesús Piñeiro afirmaron que varios son “compatibles” con los golpes que presentaba la víctima, entre ellos el señalado por Adrián Ferro como la supuesta arma del crimen. En ninguno de estos instrumentos se halló ADN ni ningún otro resto de la víctima, sobre lo que comentaron que “A veces no se encuentran. El ADN se degrada con muchísima facilidad” y puede eliminarse utilizando lejía o cloroformo.

sin rastro de adn
Tampoco los dos guardias civiles que realizaron la inspección ocular en el lugar del asesinato hayaron muestras biológicas de ninguno de los acusados, algo en lo que inciden especialmente las defensas de Borja Coucheiro, Héctor Vázquez (“Ziritione”) y Jesús Piñeiro. “Se pueden tomar precauciones” como “utilizar guantes de látex” para no dejar restos. Además, “la situación meteorógica, la humedad o el calor pueden deteriorar el ADN”, dijeron al respecto. Los agentes xplicaron que en la explanada en la que mataron a “Lucho” había “dos depósitos de sangre” separados por 35 metros. Entre estos dos puntos “no existía arrastre del terreno” por lo que el cuerpo fue “suspendido” en el aire con la participación “de más de una persona”. Después, el cadáver fue arrastrado hasta los matorrales entre los que fue hallado. El teléfono de Enrique Monteagudo, pieza clave en la investigación, apareció a más de 30 metros de distancia. Alguien lo lanzó con la intención de que cayera en el embalse de A Baxe, pero no llegó al agua.
En la tercera sesión del juicio, que se celebra en la Audiencia Provincial de Pontevedra, declararon por videoconferencia varios expertos del Instituto Nacional de Toxicología que, entre otras cosas, constataron que “Lucho” había consumido cocaína entre dos y tres días antes de fallecer y también cannabis. Otros de los peritos que comparecieron ayer fueron dos guardias civiles de la Unidad Central Operativa (UCO) que elaboraron un informe sobre el posicionamiento del móvil de Adrián Ferro, concluyendo que, cuando recibió una llamada el día del asesinato a las 15:51 horas (momento en el que se cree que estaría perpetrándose el crimen), se encontraba en A Pontenova ya que su teléfono activó el repetidor de Afieiras (Moraña). “Si se activa ese repetidor es que está en esa zona y en ningún otro sitio”, afirmaron los agentes del Instituto Armado. En la jornada del martes, otros guardias civiles explicaron que, del análisis de los móviles de los cuatro acusados, se extrae que todos ellos coincidieron en ese entorno la víspera del asesinato en la misma franja horaria (alrededor de las cuatro de la tarde). El 22 y 23 de julio de 2010 (día de la muerte de “Lucho” y siguiente), también activaron el repetidor de Afieiras Adrián, Borja y “Ziritione” en horas similares.

declaración "falsa"
Además de los peritos, se continuó ayer con la práctica de la prueba testifical. Por la Sección cuarta de la Audiencia pasaron varios amigos y conocidos de Borja y Héctor, así como la exnovia del primero, Zaira Chacón. La fiscal solicitó, en relación a esta última, “que se deduzca testimonio por falsedad en su declaración”, en la que afirmó que el día y a la hora del asesinato Borja estaba con ella en A Estrada. “Nos veíamos todos los días entre las dos y las cinco” ya que eran las horas que ella tenía libres. La fiscal cree que no es así ya que ese día pasadas las 14 horas Borja la llamó por teléfono, lo que hace concluir a la representante del Ministerio Público que no se vieron ese mediodía.
Zaira declaró que Borja y Adrián no solo no eran amigos sino que se llevaban mal porque Ferro “le debía dinero” a su exnovio. Negó que viese nunca a Borja vender drogas y también rechazó que guardase marihuana en el piso que compartieron en Cuntis (y que abandonaron precipitadamente cuatro días después del crimen, el 26 de julio). “La vieron todos menos usted”, le replicó la fiscal, ya que varios testigos afirmaron haber visto esa sustancia en la vivienda de Coucheiro.
Hoy está previsto que concluya el juicio con la continuación de la prueba pericial y la lectura de las conclusiones por parte de la Fiscalía, la acusación particular y las defensas. Tanto el Ministerio Público como la acusación piden para los cuatro acusados una condena de veinte años de cárcel por asesinato.

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