Un buen susto se llevaron los vecinos de Cea ayer por la tarde cuando descubrieron por casualidad que en el anexo de la Casa de Cultura, donde guardan la mercancía del mercadillo de los domingos, ardía una caja de telas. Su decisión de trasladar a este inmueble una tabla que habían utilizado en una fiesta el día anterior fue determinante para evitar que el incendio se propagara y las consecuencias fueran mayores. Además del susto, se quedan con el disgusto de que la mercancía donada para el mercadillo está llena de cenizas y con olor a quemado, pero con el alivio de haber llegado a tiempo. Sin embargo, desconocen qué provocó el incendio.
Eran alrededor de las seis y media de la tarde de ayer, cuando un grupo de vecinos se encontraban en la Casa de Cultura de Cea limpiando después de una fiesta celebrada el lunes. Decidieron devolver al edificio donde celebran el mercadillo los domingos una tabla y al abrir la puerta, describían ayer, “veu unha bocanada de fume negro”. Ese fue el único indicio de lo que estaba ocurriendo en ese inmueble, ya que aseguran que “non saía fume nin nada”. Su rápida intervención hizo que ni siquiera tuvieran que desplazarse hasta el lugar los Bomberos. Inmediatamente localizaron el fuego en una caja de telas y entre los vecinos presentes sofocaron el incendio.
Pero aún se preguntan qué lo causó. Aseguran que no habían estado en ese anexo desde el pasado domingo y que tanto las luces como el radiador estaban apagados. Lo ocurrido se propagó como la pólvora por la parroquia y cuando llegó la Policía y el servicio municipal de Emerxencias había una treintena de vecinos esperando en el entorno de la Casa de Cultura.
Aunque fuera por una casualidad, gracias a que se percataron del incendio impidieron que se produjera un suceso de mayores dimensiones. Hay que tener en cuenta que las dependencias donde se originó el fuego estaban llenas de ropa, calzado y de juguetes que hubieran hecho que las llamas se avivaran y propagaran con rapidez. Afortunadamente, todo se quedó en un buen susto.
La rápida reacción de los vecinos de Cea también les llevó a la búsqueda de soluciones de forma inmediata para poder rescatar la mayor cantidad de mercancía posible del mercadillo. Y es que las muchas donaciones de los vecinos hacen que este se abra cada semana y sus responsables no quieren perder todo el material que allí tenían y que ahora está lleno de cenizas y con olor a humo. Entre las sugerencias se escuchaban ayer la de poder recurrir a la lavandería de la Fundación Amigos de Galicia.