Después de los dos incendios registrados en la tarde del martes, donde ardieron unos 800 metros cuadrados en la parte alta de campo de fútbol de Oleiros y de los 4.600 metros cuadrados calcinados por dos focos en Balteiro, los equipos de extinción tuvieron que trabajar muy duro durante las primeras horas de esa noche y la madrugada del miércoles en un fuego que se originó en un monte arbolado de Sobrido, en la misma parroquia riveirense. Las llamas del que puede ser considerado como el primer incendio forestal importante de este verano en la zona mantuvieron en vilo a vecinos del lugar y a los equipos de extinción. El alcalde, Manuel Ruiz, y la concejala de la parroquia, Herminia Pouso, se interesaron por el suceso colocándose al frente del operativo, junto con cuatro agentes  forestales desplazados a la zona, siete brigadas de varios concellos y del distrito forestal, así como otras siete motobombas, y personal del servicio de emergencias boirense.
Las alertas por este incendio saltaron a las once menos cuarto de la noche cuando en el distrito forestal de Noia se recibió el primer aviso, y se desplegaron los medios disponibles en ese momento, que fueron relevados por compañeros según concluyeron los turnos de trabajo. Aunque el viento que estuvo soplando muy fuerte todo el martes había amainado, fue a partir de medianoche y durante las dos horas siguientes cuando volvió a azotar seriamente a la zona, lo que obligó a los medios de extinción terrestres a retroceder para evitar riesgos y cercar un perímetro para que las llamas no se extendieran a otros lugares. Según indicaron algunas fuentes, ninguna vivienda corrió peligro, pues la más cercana a la zona afectada se sitúa a algo más de 100 metros.
A las cuatro de la madrugada se dio por controlado el fuego, pero se mantuvieron equipos para vigilar los puntos calientes y regar abundantemente el terreno quemado y el perímetro para que no se reavivasen las llamas. La Consellería de Medio Rural dio por extinguido el incendio a las 12.30 horas de ayer, pero permanecieron retenes para vigilar que no se reactivase el fuego.