Unos bolardos reconvertidos en bancos que fueron instalados entre la Praza de Pontevedra y la Rúa Manzanares para impedir el acceso de vehículos a esa zona peatonal del barrio ribeirense de Bandourrío, impidieron acceder de la mejor manera posible a la Rúa Cervantes con el camión autoescalera de los Bomberos del parque comarcal para atender una emergencia. Ocurrió en torno a las doce de este mediodía después de que una vecina de la Rúa Cervantes avisó a la Policía Local y, seguidamente, al 112 Galicia de que había una plancha minionda de la pared de un edificio de la Rúa Churriana que se había desprendido debido a las fuertes rachas de viento, que superaron los 80 kilómetros por hora. Al lugar acudieron una patrulla de agentes municipales y el GAEM, además de los referidos Bomberos de Ribeira, que fueron los que se quedaron para la intervención, que no se pudo completar al no poder desplegarse la escalera para acceder hasta la plancha que se había soltado de la mayor parte de sus sujeciones.
La existencia de unos bolardos impidieron que el camión autoescalera pudiera acceder de frente a la Rúa Cervantes a través de la Rúa Manzanares, en la que tampoco era posible el giro de ese vehículo. Los Bomberos ribeirenses lo intentaron metiendo marcha atrás el camión, algo que consiguieron, pero la estrechez de la calle impidió girar la autoescalera para orientarla hacia el punto donde estaba la plancha minionda desprendida, pero después de intentarlo durante una hora y hasta en tres ocasiones de manera infructuosa en los sitios donde conseguían un poco más de holgura para realizar el citado giro, acabaron desistiendo ante la imposibilidad de conseguirlo. Ese giro no sería necesario si hubiera podido entrar de frente por la Rúa Cervantes.
Mientras los Bomberos lo intentaron por última vez, la referida plancha minionda, que había estado recibiendo infinidad de azotes de las fuertes rachas de viento, acabó por soltarse del último anclaje que la mantenía colgada de la fachada, y fue a caer al tejado de u a vivienda situada por debajo. Los residentes en el lugar daban gracias a que la plancha no hubiera salido volando y hubiera causado daños humanos o materiales. La propietaria de la vivienda de la que se desprendió la plancha, que guardaba el confinamiento del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, era ajena a lo que estaba pasando y se percató de ello al llamarla los Bomberos. Tras caer la plancha recordó que debido a otro fuerte temporal se soltaron otras, pero que en aquella ocasión acudió un operario con una grúa y lo pudo arreglar.