CUNTIS-Recibimiento a ritmo de charanga

CUNTIS-Recibimiento a ritmo de charanga
Diario de Arousa-2013-10-14-008-b2e07034

“¿Cuándo montamos la París de Cuntis?”, le pregunta una vecina al alcalde. “El próximo domingo empieza el casting”, responde entre risas Antonio Pena. Esa era ayer la comidilla en la villa termal. Un año después de la renuncia de Manuel Canabal, Cuntis recibió a su nuevo párroco, Juan Carlos Martínez Mariño. Un sacerdote joven y peculiar al que los feligreses acogieron con los brazos abiertos. “Benvido e que sexa para ben”, lo saludaba una señora instantes antes de la misa de presentación, cantada por la Coral Santa María y en la que participaron trece sacerdotes. La ofició el vicario de Pontevedra, Calixto Cobo. “Juan Carlos es vuestro. Tenéis que quererlo y colaborar con él”, pidió desde el altar. Y al párroco le puso deberes: “Que sea un misionero, que evangelice”.
Parecía un día de fiesta. Con los bares a rebosar, la “rosquilleira” en la puerta de la iglesia y la charanga coruñesa DGT dispuesta a animar el cotarro. Y lo hizo con pasodobles, clásicos como la “La Campanera” o el pachanguero “El polvorete”. Aunque ya había empezado a llover, el público seguía la actuación en el atrio y la acompañaba con bailes, “oles” y palmas. “No dirá el cura que no viene a un pueblo alegre”, comentaba un cuntiense.
La charanga fue un regalo que le hicieron al cura los vecinos de Oza que lo acompañaron en su toma de posesión. Era una sorpresa. “Muchas veces fuimos a tocar con él (en las fiestas en las que el sacerdote participaba como guitarrista de la orquesta París de Oza) y qué menos que hacerle un homenaje por los favores que nos hizo a nosotros”, explicaba uno de los músicos. Fueron unas 150 personas las que se desplazaron desde Oza a Cuntis en tres autobuses y en vehículos particulares. Al frente, su alcalde, Pablo González, el de la fusión Oza-Cesuras. “Os lleváis un fichaje”, le dijo el regidor a su homólogo cuntiense. “En los siete años que estuvo en Oza fue un párroco del pueblo”, indicó González. Y sus palabras eran ratificadas por sus vecinos: “Es un hombre al que quiere todo el mundo, no tiene enemigos”. Quien lo dice es Elena, una de las integrantes de la delegación de Oza. A su lado Ramón asiente y se suma a la conversación: “Siempre está dispuesto a todo. Se volcó mucho con los jóvenes e iba a echar la partida con los mayores. Tuvo que aprender a jugar al tute”. Y a su sustituto ya le marcó el camino a seguir. “Díxolle: aquí (en Oza) non hai teatro nin cine. Se queres algo tes que ir ao bar”.
Con la iglesia a rebosar, la ceremonia de presentación fue una mezcla de alegría, emoción y melancolía. Alegría porque, casi un año después, las parroquias de Santa María, San Mamede de Piñeiro y Arcos de Furcos ya no están descabezadas; emoción al recordar “el servicio prestado durante tantos años” en la villa por Manuel Canabal (“moito choramos por él” cuando se retiró, recordaba triste una feligresa); y la melancolía de quienes, desde Oza, echarán de menos el carisma pastoral y humano de Juan Carlos Martínez. Suyas fueron las últimas palabras, pronunciadas entre aplausos: “Veño con moita ilusión e moitas gañas de traballar”. n

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