La dimisión del alcalde dinamita la moción de censura y favorece un pacto BNG-PSOE

La dimisión del alcalde dinamita la moción de censura y favorece un pacto BNG-PSOE
Afines al nacionalista Xoán Castaño aplaudieron el gesto de su dimisión para facilitar un posible pacto con el PSOE | mónica ferreirós

En política nada está escrito y eso es algo que se demostró ayer, y a lo grande, en Catoira. El salón de plenos del Concello vikingo se preparó para la que iba a ser la escenificación de la moción de censura firmada a principios de marzo entre los ediles del Partido Socialista y del Partido Popular encaminada a desalojar al nacionalista Xoán Castaño de la Alcaldía. Fue la pandemia del coronavirus la que provocó un retraso de dos meses en la convocatoria y, también, teniendo en cuenta lo que pasó después, tiempo para toda una serie de negociaciones de puertas adentro que desembocaron en un final inesperado.

A las once de la mañana, una hora antes de la fijada para el Pleno, varios vecinos ocupaban alguna de las 18 sillas colocadas en el salón con distancia prudencial entre ellas. A la entrada un trabajador municipal repartía mascarillas y gel hidroalcohólico para cumplir con el protocolo sanitario. A las doce menos diez había gente incluso en los amplios pasillos del Consistorio. La gran mayoría simpatizantes de uno o de otro partido de la Corporación. La expectación era evidente. Pasaban varios minutos de las 12 cuando los tres ediles del BNG, con Xoán Castaño a la cabeza, se sentaban en sus sitios y dos del Partido Socialista (concretamente Daniel Touriño y Roberto Bouzón) hacían su entrada en la sala. Del socialista Alberto García, llamado a ser el nuevo alcalde, y del popular Iván Caamaño, ni rastro. Las palabras del secretario municipal anunciando el inicio de la sesión sin estar todos los ediles en sus puestos dejaban entrever que algo pasaba. Y así fue.

Con un giro de última hora en los acontecimientos, y evidenciando que eran ciertas las informaciones de que algo se estaba gestando entre bambalinas, el nacionalista Xoán Castaño presentaba su dimisión como alcalde a escasos minutos de iniciarse el pleno. Al mismo tiempo tanto Daniel Touriño como Roberto Bouzón anunciaban que retiraban su apoyo a la moción de censura y dinamitaban por completo las opciones de Alberto García de salir ayer por la puerta del Consistorio nuevamente como alcalde y del popular Iván Caamaño de acompañarlo en la travesía. Fue el secretario el que, pese a constituirse la mesa de edad y existir “quorum”, anunció que se suspendía el pleno. Fuera, en los exteriores del Consistorio, tanto García como Caamaño se mostraban sorprendidos y enfadados por lo sucedido.

El pacto

Fue el propio Xoán Castaño el que explicó su dimisión alegando que “non quero ser un obstáculo para a formación dun goberno de progreso en Catoira”. La renuncia del nacionalista -que, de momento, no abandona su acta como edil- sería, al parecer, la condición puesta por los dos socialistas (a los que mediante un comunicado minutos después se unió una tercera, Purificación Quintáns) para retirar su apoyo a la moción de censura. Castaño abandonó el salón entre los aplausos de los suyos.

En su comunicado los tres socialistas señalan que su firma en la moción PSOE-PP de marzo “foi nun acordo que se presentou con premura e sen opción a debater e que asinamos coa confianza dunha explicación a posteriori”. Una explicación que no les convenció, señalan, al entender que “presentámonos defendendo a idea dun goberno progresista e de esquerdas”, que no se daría de triunfar la moción y el pacto entre socialistas y conservadores. Advierten que “internamente mostramos a nosa discordancia” y que no se mueven ni por “sillóns, promesas vagas ou brindes ao sol”. Es más, hablan claramente de que la renuncia como alcalde de Xoán Castaño deja el camino despejado para iniciar un nuevo "tempo de diálogo" que podría derivar en un posible pacto BNG-PSOE al frente de la Alcaldía de Ravella.

Tanto Alberto García como Iván Caamaño vivieron toda esta escenificación de la fallida moción de censura como espectadores y ya en la calle, en el entorno del Consistorio. Los dos incidían en que ni la renuncia de Castaño ni la maniobra de los dos ediles socialistas se realizó en tiempo y forma y que era algo que habría “que ver se é legal”. Tanto el veterano socialista como el joven popular, manifestaron que desconocían cómo se iban a desarrollar los acontecimientos hasta que vieron que tanto Castaño como los dos socialistas comunicaban sus intenciones al secretario municipal para que constara en acta.Tras las emociones vividas ayer en Catoira queda por saber qué pasará ahora y, una vez consultadas las normas, cuándo se convocará el nuevo pleno de investidura para elegir al nuevo alcalde con los posibles pactos ya sobre la mesa. Ayer ya hubo asambleas y reuniones. l

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