“Si está mi firma ahí, es porque lo firmé yo. Pero si lo firmé, es porque me lo pidieron mi excuñada y los socios. Yo no lo recuerdo”. Repetida de varias formas, esa fue una de las respuestas más recurrentes de José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, ayer en juicio, para desvincularse de la adquisición de propiedades a través de una empresa que la Fiscalía sostiene fueron compradas gracias al blanqueo de dinero de la droga.
El cambadés reafirmó su inocencia, como el resto de acusados. Lo hizo aceptando contestar a todas las preguntas que le formularon tanto el fiscal, Jesús Calles, como su abogado, Gonzalo Boye. Solo uno de los encausados rehusó responder ayer al Ministerio Público, el constructor José Alberto Aguín. Todos ellos intentaron justificar el origen lícito de los bienes y cantidades obtenidas en aquellos años, a pesar de la larga lista de propiedades que la Fiscalía puso ayer sobre la mesa.
Y no sin insistir en las cuestiones previas: Fundamentalmente la posible prescripción de parte de la causa y la cosa ya juzgada en un proceso anterior en el Juzgado 2 de Vilagarcía que, mantienen las defensas, llevaron a sus clientes ante el juez por “exactamente” los mismos hechos investigados, sin que entonces se vieran visos de delito. La Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia de Pontevedra, no obstante, comunicó ayer que estas cuestiones previas serán analizadas y contestadas en la propia sentencia, dando a continuación paso al interrogatorio de los cinco acusados.
El negocio lícito de tabaco
El primer acto fue el cara a cara entre Miñanco y la Fiscalía. “No dice usted todo”, le espetó el cambadés de inicio, cuando el fiscal enumeraba las condenas contra Prado Bugallo: “Estrasburgo me da la razón” en la primera y en la segunda “no había nada”, afirmó.
Miñanco dibujó entonces una vida en los 80 que su abogado dejaba ya entrever en la sesión del jueves. Aseguró que vivió con regularidad en Bélgica, “exportando tabaco a África”, un negocio legal y “muy rentable” que también lo llevó a Panamá, buscando una vía para conseguir el género más barato y aumentar los beneficios.
El famoso club de fútbol
Su presencia en Galicia y Cambados por entonces la explicó con los viajes quincenales o semanales motivados por la enfermedad de su padre, que acabaría siendo mortal. Ni siquiera dio demasiada importancia a su famosa presidencia del club de fútbol de la localidad: “El equipo iba a desaparecer y me presenté. Pero en realidad yo no lo llevaba, estaba en Bélgica por aquel entonces”.
La inmobiliaria y su exmujer
El fiscal se centró luego en el papel de Sito Miñanco como administrador de la inmobiliaria San Saturnino entre 1985 y 1991, sobre la que pesa la sombra de haber servido como pantalla para adquirir bienes lavando dinero.
El cambadés aseguró que él no sabía “nada” de su constitución. Ni de las operaciones de ampliación de capital, compra-venta o alquiler de propiedades que se fueron sucediendo en el tiempo. El fiscal incidió en que su firma aparecía en un buen número de operaciones de compra, como representante de la empresa, y aquí comenzó el rosario de “tiene que perdonar, pero no lo recuerdo. Si está mi firma ahí, fui yo, pero si firmé fue por orden de mi cuñada o de los socios”.
Firme y constante, Prado Bugallo declaró que si había aceptado el cargo de administrador fue por hacerle un “favor” a su excuñada, hecho que ella misma corroboraría después en su declaración, cuando dijo que así se lo rogó para no verse sola en la gestión de la empresa y dada su relación de amistad desde la infancia. “Era entonces como un hermano para mi”. Ella misma señaló que “en el día a día” de la empresa él “no intervino nunca”. Y no lo hizo, se encargó de recordar Prado Bugallo, porque por entonces vivía ya en Bélgica. Por lo mismo, dijo también desconocer cómo se pagaron las fincas para construir el astillero de O Facho, operación cerrada por la inmobiliaria con su propia firma. “No sé ni cómo se pagó, ni cómo se construyó”. “No lo recuerdo”.
En cuanto a la relación con su exmujer, cuyo patrimonio también está siendo objeto de análisis judicial, Prado Bugallo quiso dejar claro que, aunque el divorcio se hizo efectivo en 1989, desde el 82 la pareja ya no estaba junta. Citó, entonces sí, la famosa Interviú de los 80 que él mismo trajo ya el jueves hasta el Palacio de Justicia. En ella se había publicado un reportaje que ahora avalaba la tesis de su defensa: Que Miñanco mantuvo ya desde entonces varias relaciones estables. “Quiero reiterar que desde el 82 ya no estaba con ella”. Afirmó que incluso antes, ya que tras el fallecimiento de un familiar de su exmujer, ella “guardó un luto para mí exagerado y comencé a salir solo”. El alejamiento de la pareja para armar la tesis de que no compartían tampoco relaciones económicas era una de las claves de la defensa y Prado Bugallo quiso dejar claro, ya a preguntas de su abogado, que “nunca le he dado dinero a mi exmujer ni a mis hijas”. Por todo ello, tanto él como ella negaron haber mantenido nunca un vis a vis ya con él en prisión y si, ciertamente, su exmujer acudía a prisión era, como ella explicó más tarde, para que sus hijas conocieran a su padre.
El cuestionario de su abogado fue mucho más breve. Gonzalo Boye volvió a reiterar el argumento de que el mismo caso se había ya juzgado al preguntar a su cliente: “¿Por qué hechos le preguntaron en Vilagarcía?”, “por todo lo que me acaba de preguntar el fiscal”, resumió Miñanco.
Los otros cuatro acusados
Su exesposa, su hija mayor, su excuñada y un constructor, los otros cuatro acusados, prestaron ayer también declaración ante la Audiencia.
Todos ellos indicaron que sus ingresos eran legítimos y que los bienes adquiridos lo fueron gracias a trabajos legales, al ahorro y a operaciones de crédito. Además de que los mismos hechos ya habían sido objeto de análisis judicial en el proceso citado de Vilagarcía de Arousa.
Durante el interrogatorio del fiscal a María Rosa Pouso, exmujer de Prado Bugallo, la Fiscalía sacó a la luz el nombre de otra empresa, “Astilleros Sipra”, del que la mujer aseguró “no me acuerdo. Lo vi en su escrito”. El fiscal fue un paso más allá al sugerir que la propia denominación de la sociedad podría responder a una construcción hecha con las primeras sílabas de “Sito” y “Prado”, referentes a José Ramón Prado Bugallo. La sugerencia provocó la intervención de la defensa de Pouso: “Se está dando por hecho”.
El juicio continuará hoy, en una jornada en la que se esperan las exposiciones de los peritos. l