Si hay un partido que está en la memoria del fútbol arousano en las últimas décadas es el que jugaron en enero del año 1989 el Arosa y la Real Sociedad. Una eliminatoria de Copa del Rey que se ha convertido en icónica en Vilagarcía por muchas razones. Emilio López y Suso “Carolo”, portero y delantero goleador de aquel Arosa que plantó cara a uno de los grandes del fútbol español, recordaron ayer el acontecimiento junto a Alberto “Bixio” Górriz, el futbolista que más partidos oficiales disputó con la historia de la Real (599).
Los tres mantuvieron un encuentro vía telemática en el programa especial “vintage” de Onda Arlequinada, un proyecto sin ánimo de lucro que realizan dos aficionados del Arosa y dos periodistas locales (con representación de Diario de Arousa), y que nació esta temporada en formato podcast antes de convertirse en un programa de streaming “para hablar y publicitar” a la entidad.
La 1988-1989 fue la última gran temporada del Arosa en Segunda B, desde entonces hubo dos más pero discretas. Merced a un convenio de filialidad con el RC Celta la directiva armó una plantilla que ya es “inolvidable” para la afición. Fueron seis los jugadores cedidos por el equipo gallego de Primera División al Arosa, de los cuales Cantero, Toni y el propio Emilio López regresaron al final de temporada a Vigo para incorporarse al primer equipo. Junto a otros como Modesto, Javi, Moncho Díaz, Manolo Bugallo o el propio Carolo, el técnico vigués Félix Carnero manejó un equipo que hizo disfrutar mucho a la afición. El Arosa estuvo octavo en la tabla durante 22 de las últimas 23 jornadas. Pero fue la Copa del Rey la que hizo especial la temporada.
Tras apear a Lalín, Ourense y Hércules, el Arosa fue junto al Cartagena el único Segunda B capaz de meterse en el bombo del sorteo de los 1/16 de final del torneo. En suerte le cayó la Real Sociedad, que era el actual subcampeón de liga y copa, una competición que había ganado solo dos años antes. “La Real entonces era como el Madrid, el Barça o el Atlético actuales, un equipo campeón”, recuerda el guardameta vigués Emilio López, que disfrutó de una larga carrera de éxito en Segunda A logrando ascender a Primera. “Yo me enfrentaba a mi ídolo de la niñez, que era Arconada”.
Los dos partidos acabaron con victoria por la mínima de los donostiarras con goles de Goicoechea. “Creo que lo peleamos y competimos muy dignamente”, dice Emilio, que solo estuvo esa temporada en el Arosa pero “fue de las más felices: buenos resultados, destacaron jugadores, A Lomba se veía siempre con buen ambiente...” Ese año en el Arosa catapultó la carrera de Emilio, que pronto se hizo un hueco en el fútbol profesional, donde sigue vinculado ahora como entrenador de porteros, con varias experiencias asiáticas y también en La Liga con el Getafe y la última en la Premier con el Watford de la mano de Quique Sánchez Flores.
Carolo solo estuvo dos temporadas en el Arosa, donde habían jugado ya sus hermanos. Dejó huella en Vilagarcía. Jugó 46 partidos ese año y marcó 15 goles. “El Arosa lo tengo en el corazón, Vilagarcía es muy especial para mí, es un campo donde siempre hay afición, es espectacular. Daba gusto jugar”. Carolo tiene el récord de haber jugado en todas las categorías del fútbol español, desde Primera División hasta Tercera Autonómica. Incombustible, el padronés recuerda que “no me preocupaba el dinero ni la categoría, sino disfrutar con el fútbol”. En los dos partidos contra la Real tuvo que vérselas con Górriz, leyenda txuri-urdin.
“Las pasamos canutas”
El excentral internacional, que jugó y marcó en el Mundial de Italia en 1990, estuvo 15 temporadas en la Real y ganó los cuatro títulos (2 ligas, 1 supercopa y 1 una copa). Se despidió curiosamente en el último partido que se jugó en Atocha. “Las pasamos canutas la verdad en aquella eliminatoria. Recuerdo que justo el año anterior habíamos sido subcampeones de liga y copa, habíamos quedado un poco tocados y se nos fueron tres jugadores muy importantes al Barça López Rekarte, Txiki Begiristain y Jose Mari Bakero y ese año fue irregular, en aquella eliminatoria sufrimos mucho”.
Górriz empatizó con el Arosa durante aquel mes de enero de 1989, ya que en su etapa en el Touring, un equipo de Tercera División en el que militó antes de incorporarse al Sanse (filial de la Real) “nos tocó una eliminatoria contra el Sevilla y sabía que lo que es afrontarla siendo en teoría el equipo inferior”. La Real respetó mucho al Arosa, tanto que, según recuerda Górriz “fue una eliminatoroia que nos tomamos muy en serio con los titulares y aún así tuvimos dificultades”.
Górriz felicitó junto a su compañero Gajate a todos los jugadores del Arosa uno a uno en el autobús al final del partido jugado en el mítico campo de Atocha. “Pues no me acuerdo si fue en el autobús o en el campo, pero seguro que les dí la enhorabuena porque nos lo pusieron muy difícil”.