Los amigos de lo ajeno siguen haciendo de las suyas en establecimientos hosteleros, hacia los que se sienten atraídos por algo más que las luces de las tragaperras. En la madrugada del jueves fueron otros dos negocios del sector en Riveira, El Quillo y Luarada, los que recibieron su visita. Se cree que es el mismo ladrón por el modus operandi, causando cuantiosos daños y por evidencias biológicas que son analizadas. Pudo usar herramientas que sustrajo de una furgoneta de la tienda Os Nenos estacionada en A Amarella, y a la que accedió al romper una ventanilla. El caco se quedó con la caja que contenía grandes utensilios, dejando abandonados cerca un maletín y un taladro que también robara.
En el bar El Quillo, ubicado en la Avenida de A Coruña, el ladrón rompió a martillazos una esquina de un ventanal que da a la Rúa Noro y, una vez dentro, reventó las cerraduras de la tragaperras de la que se llevó el dinero jugado y de premios que ronda los 500 euros. El hecho de que quedase esa cantidad se debe a que la recaudación se hace más a menudo y a que la gente juega menos. Además, accedió a la zona del mostrador, de donde se llevó 1.500 euros que el dueño dejó en la caja registradora para pagar el recibo de la luz, y las propinas que había en un bote. Parece ser que también entró en la oficina, pero no se llevó nada.
El dueño del local, que indicó que los hechos tuvieron lugar sobre las cinco y media de la madrugada, expresó su malestar por el hecho de que no saltase la alarma cuando entró el ladrón pese a dejarla conectada, algo que hizo al acceder los policías. Una vecina que escuchó golpes les llamó al teléfono del bar pues creía que estaban dentro al ver delante su furgoneta, pero no era así. Entonces, alertó a la Policía Local, que acudió al lugar junto a una patrulla de la comisaría. Este es el tercer robo, además de un atraco a punta de navaja, que sufre este negocio en diez meses, en los que los cacos se llevaron un botín total de 5.000 euros.
En el restaurante Luarada, en los soportales de la Praza Otero Goyanes, el ladrón entró en el local tras abrir un hueco en la verja metálica que da acceso a una galería comercial colindante y luego destrozó el cristal de un ventanal. Una vez dentro se dirigió a la tragaperras, que rompió por la zona de las cerraduras y se llevó unos 500 euros. Al igual que en el otro robo, la Policía Científica recogió pruebas, y en este caso concreto halló una pisada, entre otros indicios biológicos. En este último caso, es el tercer robo registrado en el establecimiento en los tres años y medio que lleva abierto. Tras los anteriores, en que entraron por dos ventanas, se reforzó la seguridad con rejas.
Además, alguien intentó robar en el bar Maruxía, en la Rúa Manzanares, pues dos barrotes de las rejas de la ventana aparecieron doblados, pero el ladrón huyó sin botín, posiblemente por temor a ser descubierto.