Es uno de los cambadeses más internacionales. La escultura de Francisco Leiro ha conquistado las más selectas galerías y premios, ha llegado a las principales plazas y calles de grandes ciudades y lo ha convertido, de hecho y de derecho, en uno de los más destacados herederos de la rica tradición artística con raíces albariñenses.

Leiro nació en 1957 en la misma localidad que había sido cuna de Francisco Asorey. Su obra, escultórica pero también pictórica, ha dado la vuelta al mundo, y no hay quien no conozca algunas de sus piezas. Sin salir de Cambados: El Baco de la plaza Ramón Cabanillas o el Cristo que cede desde hace años para las ruinas de Santa Mariña. Abriendo un poco más el ámbito geográfico: El Sireno de Vigo, la Batea o Saavedra en la Isla de las Esculturas de Pontevedra, el Homenaje a Castelao en la Alameda de Compostela. En la Comunidad de Madrid brilla y casi vuela su Astronauta.

Medio siglo después

Su obra, universal, ha nacido en talleres en Nueva York, Madrid y su Cambados natal, donde sigue viviendo una buena temporada cada año pero donde, no obstante, hacía casi medio siglo que no disfrutaba de una exposición individual. La primera había sido en 1975, en la Cultural, a donde aquella joven promesa había llevado sus obras cargándolas en la furgoneta de la mueblería de su padre. Tras casi media centuria, la exposición inaugurada ayer en Torrado es, por ello, un acontecimiento histórico.

Eso sí, hay cosas que no cambian: El maestro volvió a hacer uso del furgón de la mueblería familiar para el transporte de sus admiradas creaciones.

Desde ya, los visitantes podrán disfrutar de 45 piezas de bronce y bosquejos preparatorios. Un “lujo” en palabras del concejal de Cultura, Tino Cordal, y del técnico José Vaamonde.

Una cita con la historia a la que podrá acudirse hasta el 10 de enero. Disfrútenla. l